lunes, 23 de octubre de 2006

La ópera prima del señor Poe

(Nota del autor: A todas las personas que lean este artículo me gustaría advertirles de que su origen es un estado de agria disconformidad personal con el panorama político nacional. Por eso, soy plenamente consciente de que al escribir esto, en favor de "desahogarme", obvio decenas de argumentos y razones, pero también me gustaría que se tuviera presente que si argumentara todo lo que aparece en este artículo, su extensión sería comparable a la Wikipedia. Ruego disculpen la omisión de razones y les emplazo a otros artículos donde, como acostumbro, sí dare buena cuenta del qué y el porqué). Poe. Da escalofríos sólo mentarlo...Él es quien nos sumerge en un mundo de pesadilla, un universo siniestro donde la luz agoniza entre las sombras, una tierra poblada de seres escalofriantes y aberraciones indescriptibles que caminan sobre los cadáveres de la razón y la lógica. Sudor frío, piel de gallina, castañeteo de dientes, taquicardia...Y el responsable de todo esto él: Poe. ¿Edgar Allan? No. José Luis. Aquí va una reseña de su ópera prima: un historia de terror, claro.

* El autor: Poe. De nombre José Luis, pero en la intimidad le han llamado Pep, Xose, y, desde hace meses, Ioseba. A él le es igual, le llamas y menea el rabo. Es leonés, aunque de león no tiene ni la melena ni la valentía y de nobleza castellana tiene...lo mismo que de melena. ¿De dónde viene lo de Poe? Es el acrónimo de Presidente por Onda Expansiva, pero ese es un horror del que no hablaré hoy.

* El título: "¡Toma ya! Ya soy Presi"

* Los personajes principales: Junto al Presidente, auténtico protagonista de la obra, está "El Gabinete", que da tanto miedo como el del Doctor Caligari. ¿Quiénes lo integran? Pues tenemos momias (según las últimas excavaciones, hay pruebas del idilio entre Maria Teresa y Ramsés II), rasputines (antaño Grigori Yefímovich, hoy Emilio, pero la misma mala baba), quasimodos (menudas campanadas da Miguel Ángel cuando se pone...), hombres bono (a este le metieron una bala de plata hace rato...), "freaks" dignos de la película de Todd Browning (Caracaldera, La fraila...) y fantasmas (piensen en un ministerio y díganme quién lo ocupa y cuántas veces lo ha visto...¿lo ven? Fantasmas). Vamos, una caterva de seres con los que Íker Jiménez se frotaría las manos.

* Los personajes secundarios: Por un lado, tenemos al partido de la mano que mece la cuna, perdón, esa es otra de terror. Me refiero al partido de la mano que estruja la rosa, anteriormente conocido como PSOE, porque hoy...depende del día. Sus primeros espadas son un ejemplo de lo bochornoso que puede resultar el analfabetismo cuando se mezcla con la demagogia. Pepín, Diego...esos intelectuales que hacen Voltaire a Mike Tyson. Por otro lado, nos encontramos a la oPPosición, que con denodados esfuerzos aplica la curiosa técnica de combate denominada "Como no consigo nada, ahora me enfado y no respiro", que tan buenos resultados ha dado a los...neonatos. En fin. Por último, y para dar colorido a toda la trama, nos encontramos a otros personajes surgidos de alguna imaginación febril, pero febril, febril. El más simpático de estos últimos es un tal Llamazares, que es un personaje que se muere de ganas por salir en televisión con cualquier pretexto aunque nadie le toma en serio. Seguramente, en próximos capítulos de esta historia, lo veamos en algún talk-show que aborde el tema "Un día fui comunista y ahora no me quieren en el circo".

* El contexto: Un país que se parece terriblemente a España.

* El argumento: El autor cuenta la historia autobiográfica de un descomunal necio que llega a Presidente de un país tras unas explosiones. ¡Perdón! Un lapsus. Quería decir que llega a Presidente de un país tras unas elecciones. Una vez en el poder, invoca a las hordas de la oscuridad (el Gabinete) para que trabajen para él y así inicia un escalofriante etapa en la que la política exterior parece la Verbena de la Paloma (aliándose con demócratas y paradigmas de la libertad como Castro y Chávez y tendiendo la mano a los de la cimitarra y el detonador) al tiempo que la política interior se llena de abominaciones que ni las de H.P.Lovecraft.
Convencido de que de verdad ha llegado a Presidente, el protagonista de la historia da rienda suelta a su necrofilia y comienza a desenterrar muertos de hace setenta años a los que pone medallas y con quienes organiza un desfile de la victoria que ríanse ustedes de La noche de los muertos vivientes, mientras deja que los protagonistas secundarios se tiren cadáveres a la cabeza en unos pitorreos organizados llamados "comisiones".
En los últimos capítulos, con el paso de los meses, en el país las cosas van fetén: Cayuco Tours funciona a plena potencia, las hipotecas se preparan para aterrizar en Marte y la Justicia además de ciega parece gilipollas, y es entonces cuando el Presidente de la sonrisa de pánfilo, como debe creerse Pericles o Churchill (aunque sólo le suenen los nombres y no sepa de qué), tiene otra de sus brillantes ideas y decide hacer las paces, de buen rollo, con talante, con una banda de diablos de la grandísima puta que se han pasado décadas matando a hombres, mujeres y niños inocentes. "Te cambio la rosa por la serpiente", les dice. Y ahí, en el momento de más miedo, es donde acaba la historia.

* Se rumorea que la continuación de esta historia llevará por nombre: Muertillos a la mar. Historia de un proceso de paz.

* Mi opinión: Sí, ciertamente, da miedo y mucho, pero, como crítico literario, creo que la calidad de esta obra está a la altura de su autor. Como persona, me da pánico imaginar cómo será la continuación. Y, como ciudadano y español, el autor y su historia me producen vergüenza y un profundo asco.

viernes, 20 de octubre de 2006

Alta sociedad, bajas pasiones

Tras la reciente salida en DVD de la película Match Point y por el indudable interés que me merece, a continuación reproduzco una reseña que hice en noviembre de 2005 sobre este excelente film.

"El pasado 4 de noviembre se estrenó en España la última y esperada película de Woody Allen: Match Point. Un título directamente ligado al breve y genial monólogo que abre el film: "Aquél que dijo: “prefiero tener suerte a tener talento” conocía la vida en profundidad. La gente tiene miedo a reconocer el gran papel que desempeña el azar en la vida. Da miedo pensar que haya tantas cosas fuera de nuestro control. Hay un momento en un partido en que la bola golpea en lo alto de la red y por una milésima de segundo puede caer hacia un lado u otro. Con un poco de suerte rebota en el campo contrario y ganas. O puede que caiga en tu campo y entonces pierdes". Difícilmente se puede resumir mejor el argumento, las intenciones y la moraleja de un film que supone un punto de inflexión en la trayectoria del genial y enclenque cineasta. Match Point es en efecto una película de cambios: Nueva York cede el testigo a Londres, la comedia es relevada por un interesante drama con aroma a thriller y el delgado Woody Allen coge la batuta del orondo maestro Hitchcock para dirigir algunas de las mejores secuencias de toda su filmografía. ¿Son estos cambios a mejor o peor? Cuando se habla de genios, juzgar sus cambios es casi una herejía y quien vea Match Point sabrá por qué.

La película cuenta al espectador la historia del joven ex tensita Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers) que cambia la competición por la enseñanza en busca de dinero. De este modo, pasa a ser el profesor de tenis de un “niño bien” londinense Tom Hewett (Matthew Goode). Entre raquetazo y raquetazo, Wilton se gana la confianza de los Hewett, una familia de la alta sociedad de la ciudad del Támesis y auténtico pasaporte para la buena vida. Jugando bien sus golpes, el ex tensita pasa rápidamente a ser ejecutivo de una importante empresa de papá Hewett (Brian Cox), yerno de mamá Hewett (Penélope Wilton), esposo de la cándida Chloe (Emily Mortimer) y amante de la futura esposa de Tom, Nola Rice (Scarlett Johansson, ¡qué rubia se perdió Hitchcock!). De esta forma y con la misma elegancia con que se sirve champán, Woody Allen ofrece al público un chupito de tequila de impecable aspecto y mejor sabor. Match Point es una historia de bajas pasiones ambientada en la alta sociedad, un guantazo a las apariencias que pueblan el mundo en que ya le habría gustado dirigir al mítico responsable de Extraños en un tren, Vértigo o Crimen perfecto. Si alguien piensa que, con lo que aquí he dicho, puede aventurar el desenlace de la película está cometiendo un error tan grande como es la genialidad de Allen para dar unos inesperados y sin embargo coherentes giros a la trama.

Match Point es, en definitiva, una película que gira en torno a personajes que parecen alumbrados por Shakespeare o Dostoievski (autor favorito de Chris Wilton) y que dan increíble vigor a una historia que se mueve en parámetros de elegancia y tragedia propios de la mejor ópera (afición preferida de los Hewett). La factura del film es inmejorable y su mayor virtud es la magistral dirección del maestro Allen de todas sus marionetas, entre las que destacan la turbadora Scarlett Johansson y el desquiciado Jonathan Rhys-Meyers. Su otra gran virtud es la cara que se le queda al espectador al ver el desenlace ideado por el genio de Nueva York. Y sí, como en las grandes obras de misterio, es mejor que no les cuente el final. Juego, set y partido para Woody Allen.

lunes, 16 de octubre de 2006

El fauno, los maquis y la niña prodigio

Tal y como está el panorama, cualquier forma de evasión, desconexión o deserción de la realidad es buena y hasta necesaria. Y en eso el cine tiene decenios de experiencia. Así que, movido por mi cabreo con el mundo real, fui este fin de semana a ver una película que pintaba muy bien: "El laberinto del fauno".

Se trata de la segunda película rodada en España por el mexicano Guillermo del Toro tras "El espinazo del diablo" (2001) y, al igual que ésta, mezcla fantasía y posguerra en una atmósfera enfermiza y "sucia". La trama se puede resumir en cómo una niña, para sobrevivir a un mundo real nada agradable, se refugia en el mundo mitológico que aguarda en el laberinto de marras. Pero, pese a que la venden como si fuera una versión hispana de "La Historia Interminable" o "Harry Potter" con falda, nada más lejos de la realidad, nunca mejor dicho. Ni tiene tanta fantasía como promete ni mucho menos es una película "familiar" o para niños. ¿Por qué?
  1. El mundo y la imaginería de Guillermo del Toro está en las antípodas de cualquier obra de los Hermanos Grimm o película de Disney o entrega del mago con gafas más famoso del mundo. Enfermizo, viciado y retorcido, el cosmos del director mexicano parece fruto de un cruce entre la novela de terror gótico y una de las pinturas "negras" de Goya. Este particular universo puede resultar atractivo e indudablemente original, pero es tan aconsejable para un niño como regalarle una motosierra.
  2. Pese a que, a priori, parece la balanza mundo real-mundo fantástico puede decantarse en favor de este último, lo cierto es que a medida que pasa la película es el cruel mundo real el que se lleva el fauno al agua y la fantasía no deja de ser un mero "entreacto".Vamos, que quien vea el tráiler de la película ya ha visto todas las escenas fantásticas que hay en el film.
  3. Como en cualquier película de Guillermo del Toro hay varias concesiones a la crueldad o violencia explícita, lo que se traduce en fotogramas tan desagradables que bordean lo "gore". Quizás por eso no sea una película recomendada para menores de 18 años.

Dicho esto, voy a pasar al cuento que narra Guillermo del Toro en esta película que sorprendentemente no tiene ni fauno ni hadas de por medio. Como todos los cuentos, tiene personajes muy buenos muy buenos (la niña, los maquis y las gentes del pueblo) con sus correspondientes antagonistas muy malos muy malos (el ejército franquista). Y, como en todos los cuentos, los buenos vencen y los malos pagan sus fechorías. Aunque respeto cualquier opinión y punto de vista (máxime en terrenos artísticos como el cine), lo cierto es que planteamientos de un maniqueísmo tan demagógico, pueril y "naif" me parecen adecuados cuando estamos hablando de Blancanieves, Caperucita, la Bella Durmiente y compañía, pero no cuando se habla de un hecho histórico tan complejo y traumático como fue la Guerra Civil y su posguerra.

Que hubo descomunales cabrones como el capitán Vidal (Sergi López) en el ejército franquista, sin duda. Que el ejército franquista cometió desmanes y tropelías, sin duda. Que la maldad y la hijoputez eran propiedad exclusiva del ejército franquista, pues mira no. Cualquier persona que no se deje llevar por el fanatismo reconocerá que en la Guerra Civil, como en cualquier guerra, se cometieron injusticias y atrocidades en ambos bandos y que, igualmente, hubo buenas y malas personas a uno y otro lado de la trinchera. Por eso, ópticas tan "infantiles" como "estos eran muy buenos y estos eran muy malos", especialmente cuando se habla de hechos históricos, pues como que me dan un poco de alergia. Y quede claro que diría lo mismo si el planteamiento fuera el contrario y presentara a los maquis como una caterva de desalmados y al ejército franquista como los ángeles enviados por Dios para instaurar en la tierra el Reino de los Cielos (lo que me recuerda a la película homónima de Ridley Scott que sí hace una revisión honesta de una guerra como fueron las Cruzadas). A ver si me entienden: ¿Qué les parecería que alguien hiciera una película sobre la Segunda Guerra Mundial desde la óptica del Eje y mostrara a los ejércitos democráticos occidentales como unos cabrones inmisericordes sin excecpiones? Pues eso.

En resumen, en "El laberinto del fauno" el verdadero monstruo es la niña Ivana Baquero (como Dakota Fanning pero versión spanish) quien con una magnífica y creíble interpretación eclipsa al resto del reparto (en el que, nuevamente, chirría a mi gusto una Ariadna Gil que te interpreta igual a una vedette del Siglo de Oro que a una sufrida madre de posguerra...En fin). Y, para quien quiera calentarse la cabeza al salir del cine: ¿Existía de verdad ese mundo mitológico o estaba la niña "quijotizada"? Piensen, piensen...Por lo demás, esta película no es un cuento de hadas...igual que no lo fue la Guerra Civil ni ninguna guerra, así que, para otra vez, que "no me vendan el fauno". Gracias.

lunes, 9 de octubre de 2006

Los Borgia (y olé)

Pues sí, afortunadamente, el cine español anda últimamente gallardo y haciendo productos con más presupuesto y pretensiones de lo habitual. Hace semanas tuvimos el ejemplo de "Alatriste". Y, en esa misma tónica histórica, tenemos ahora "Los Borgia". Y, hoy más que nunca, las comparaciones son odiosas. Si bien en cuanto a factura técnica y promoción ambas películas caminan parejas, el acabado final no puede ser más dispar. Una te deja con demasiada miel en los labios. La otra, en cambio, te hace salir del cine con una más que agradable satisfacción. Y esta última película es "Los Borgia".

Aunque esta producción tiene defectos bastante perceptibles (un presupuesto que se antoja corto para el potencial que exhibe el film y algunos cabos sueltos en la trama), lo cierto es que los disimula con sobrada eficacia y talento. Y ello se debe a una acertada dirección de Antonio Hernández, un guión que cuida el contexto histórico y plantea personajes que se sostienen por sí solos, una dirección artística y vestuario encomiables, una música tan mesurada como elegante y, sobre todo, un gran reparto de actores. He de reconocer que tenía cierta inquietud ante un reparto poblado por numerosos rostros conocidos de la pequeña pantalla (Sergio Peris Mencheta, Sergio Muñiz, Roberto Álvarez, Roberto Enríquez, Diego Martín, Antonio Valero...) ya que películas donde estás cada dos por tres murmurando "Anda si este sale en la serie de..." suelen defraudarme bastante. Pero esta vez no. Todo el elenco, repito, todo el elenco hace un trabajo dignísimo y creíble, construyendo unos personajes que sostienen por sí solos la historia.
Y, llegados a este punto, me gustaría hacer una mención especial a los excelentes trabajos de Lluis Homar, quien realiza una magnífica interpretación del poliédrico papa Alejandro VI, Sergio Peris Mencheta, que encarna con excelente contundencia al oscuro y atormentado César Borgia, y María Valverde, que demuestra con su interpretación de Lucrecia Borgia que no es casualidad que esta chica con cara de madonna renacentista tenga ya un Goya en su haber.

En definitiva, "Los Borgia" es una película que ofrece dos horas de historia y entretenimiento con maestría y humildad y nos acerca de un modo creíble a esa extraña y legendaria familia valenciana que conmovió los cimientos del Vaticano e Italia a finales del siglo XV. ¡Ah! Sí, sale Paz Vega, pero poco. Lo bueno si breve...dos veces Borgia.