lunes, 5 de noviembre de 2007

Carta abierta a Javier Pérez de Albéniz (y cía)

Tenía pensado publicar este artículo antes de irme de puente, pero, una vez más, la realidad ha corrido más veloz y ha precipitado unos acontecimientos que afectan directamente al destinatario de esta carta abierta. Tanto por lo que deja entrever su último artículo como las noticias que circulan por la blogosfera, Javier Pérez de Albéniz ya no escribirá más su blog de ¿televisión? en El Mundo. Se confirme o no el "bloguicidio", era algo de esperar por dos razones: 1) No se puede utilizar casi sistemáticamente un blog ideado para la crítica televisiva como vehículo para plasmar filias y fobias personales de índole política, religiosa o social; y 2) Quizás una soberbia lección - que me apunto - para todo periodista y bloguero que se precie: No puedes ampararte en la libertad de prensa para atacar o herir sensibilidades de una forma cuando menos mezquina y gratuita (y menos en un medio con tanta difusión). La última de ellas fue comparar a un terrorista suicida con un mártir de la persecución religiosa. Si a esto unimos que el señor Pérez de Albéniz ha hecho gala de una sutil pero evidente oposición frontal a la línea editorial del periódico que le puso el blog en temas de gran trascendencia y una simpatía reiterada y nada escondida por medios de comunicación antagonistas, pues el resultado es más que previsible. No hay que ser ni hipócrita ni demagogo y sí honesto y consecuente y Javier Pérez de Albéniz no lo ha sido. "El Mundo" es quizás el medio de comunicación más plural que tenemos en España y por eso ofreció un blog a este señor. Y me parece un acierto, igual que me lo parece, aunque me duela como periodista y bloguero, que le cierren el chiringuito. Es cuestión de coherencia y paciencia. Si el bloguero pierde la una y su jefe la otra, lo normal es que ocurra esto. Hay medios sin duda mucho más acordes a las necesidades y la ideología del señor Pérez de Albéniz, una persona de ingenio y cultura innegables pero que ha preferido soterrar en favor de una demagogia demasiado hiriente y una enconada falta de respeto para muchos de los lectores que no le eran afines.


Dado que este tema es carne de cañón demagógico, habrá gente que ponga el grito en el cielo, obviando la envidiable (y extraña) pluralidad de opiniones que alberga El Mundo y las dictaduras monopensantes instaladas férreamente en otros medios, pero lo cierto es que la desaparición de la firma de Albéniz en la citada web era algo tan lógico como honesto. Por ello, en honor a la coherencia y desde el respeto, a continuación escribo la carta que tenía pensada publicar, dirigida al polémico bloguero y sus acólitos:



Para el señor Javier Pérez de Albéniz:
Ignoro bajo qué excusa o coartada conseguiste que te dieran un blog de crítica televisiva para poder hacer propaganda de tus filias y fobias políticas, intelectuales y personales, pero sin duda dice mucho de tu talento.
Ignoro cuáles son los motivos para faltar con tanta frecuencia y ofender con tanta soberbia a quienes no piensan como tú, pero sin duda dice mucho de tu educación.
Ignoro por qué tiendes a meter con calzador cualquier cuña política hables de lo que hables, pero sin duda dice mucho de tu pertinaz propensión a perder el norte del blog.
Ignoro por qué menosprecias con mal disimulada corrección y elegancia a quienes se molestan en leer tus artículos y en darte su opinión sobre ellos aunque dicha opinión o valoración no te gusten, pero dice mucho de tu forma de ser y pensar.
Ignoro por qué con el talento y cultura que tienes, optar por mostrarte como un tuerto intelectual y un demagogo de primer orden, pero dice mucho de tu integridad profesional.
Ignoro por qué muchos de tus comentarios sobre temas ajenos a la televisión o sobre determinados "foreros", los tornas en mofas que, cuando menos, pervierten la libertad de expresión de la que haces gala y ofenden la libertad de pensamiento de quienes atacas, pero dice mucho de tus valores democráticos.
Ignoro por qué eres así, pero quiero pensar que no es culpa ni responsabilidad de tus progenitores.



Para sus apóstoles:
Aplaudo vuestra vocación de "cla", vuestras ansias de erigiros en guardianes de la Verdad única, vuestras pretensiones de ser los únicos capacitados para hablar de libertad y respeto, vuestras ganas de expedir arbitrariamente carnés de demócratas, pero no entiendo por qué os comportáis como una horda de hipócritas, demagogos, sectarios, faltos de tolerancia y, en muchos casos, de educación o cultura. Allá vosotros con vuestras risas y aplausos, porque con ellos despedís los valores que hacen grande a la democracia.


Desde la más distante educación y el contundente de los respetos.


Un saludo y suerte.

No hay comentarios: