martes, 6 de octubre de 2009

Woody vuelve a ser Woody (o casi)

El pasado viernes se estrenó la película "Si la cosa funciona" (Whatever Works) dirigida y escrita por el pequeño gran genio llamado Woody Allen. Yo, fiel a mi cita con uno de mis directores y escritores predilectos, acudí ayer a verla para confirmar que el neurótico y brillante neoyorquino volvía por su fueros, esto es, a Nueva York como escenario y epicentro de su humor pleno de ingenio, ironía y certeros análisis psicológicos y sociales. Y efectivamente, así es.

La lástima es que este film, increíblemente mejor que los reprobables tostones por encargo que ha realizado en los últimos años (especialmente el bodrio infumable y sobrevalorado protagonizado por un neanderthal y una mengana patrios), dista igualmente bastante de la calidad y frescura de sus grandes cintas ambientadas en la ciudad que nunca duerme.

Quizás esa diferencia se deba a que la comedia se ve lastrada por unas interpretaciones un tanto planas y en algunos casos pocos convincentes y por el hecho de que la elección de Larry David como trasunto de Woody quizás no sea la más acertada, toda vez que ofrece una carencia de recursos expresivos que descompensa las punzantes intervenciones y reflexiones de su personaje. Moraleja: Para hacer de Woody Allen como personaje cinematográfico, nada mejor que el propio Allen.

No obstante, "Si la cosa funciona" regala no pocas dosis del humor marca de la casa (neurosis, misantropía, pesimismo hilarante, andanadas contra la religión y el esnobismo, etc), constituyendo en varias escenas acertadísimos y lacerantes análisis de la sociedad actual y de las relaciones humanas hoy en día, tema este último en torno al cual parece orbitar toda la comicidad. El guión es lo mejor que tiene este film y eso me lleva a pensar que quizás, en lugar de realizar esa película, habría merecido más la pena convertirla en una nueva ristra de artículos o relatos cortos de esos que borda magistralmente el pequeño cineasta.

Esta cinta, en definitiva, es un eco actualizado de los grandes clásicos de Allen y esa es la mejor noticia y conclusión que se puede extraer de ella...aunque si tenemos en cuenta que los próximos proyectos del ingenioso Woody volverán a ser de "encargo extranjero", hay que rebajar la euforia.


Lo único cierto es que a Allen le sienta genial Nueva York, con todo lo que eso implica. Espero y deseo que, cinematográficamente, vuelva a esa ciudad lo antes posible y, esta vez sí, no la vuelva a abandonar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Woody Allen es un genio y como a todos los genios se les puede perdonar tener una mala tarde en el ruedo y todas sus excentricidades, que son muchas y variadas...Quizas no habra acertado esta vez con los actores; pero yo al creador de Manhattan, Hannah y sus hermanas, La Rosa Purpura del Cairo o Maridos y mujeres le perdono todo...Hasta que se casara con una china 20 años más joven que bien pudo ser su hija...