sábado, 31 de octubre de 2009

El secreto de Campanella

Recientemente, he tenido la inmensa suerte, por no decir el placentero honor, de ver "El secreto de sus ojos", nueva película del director argentino Juan José Campanella y, por cierto, uno de mis cineastas preferidos, contando vivos y muertos.

Parco en películas y excelso en talento, Campanella vuelve a recordar en este film por qué es capaz de poner de acuerdo a tantísima gente alrededor del orbe a la hora de valorar sus largometrajes. "El secreto de sus ojos" es la candidata argentina a los Óscar y, honestamente, espero y deseo que se lo lleve, para premiar todo el buen hacer que esconde esta humilde joya.

Este cuidado cruce de géneros (drama, thriller, romántico, comedia) enmarcado en la convulsa Argentina de las últimas décadas (desde los años 70 hasta los 90 del siglo pasado), nos muestra la doble investigación que lleva a cabo un humilde antihéroe llamado Benjamín Espósito: Por un lado, como honesto jubilado de un Juzgado Penal, quiere investigar y esclarecer un brutal crimen. Por otro, como entrañable perdedor, indaga en su propio corazón en pos de verdades que le permitan dejar a un lado su cobardía para subirse al último tren del amor verdadero. La narración, a dos tiempos (el pasado de los 70 y el "presente" de los 90), ofrece al espectador una interesante historia en la que el suspense criminal y sentimental están perfectamente cocinados a fuego lento y aderezados con deliciosas gotas de humor, consiguiendo que el patio de butacas se sienta cómplice y compañero del iniciático y otoñal viaje de Espósito. ¿Conseguirá lo que busca? ¿Fracasará víctima de fuerzas y obstáculos insalvables para un hombre corriente como él? La respuesta está en las pantallas de los cines...

Las otras grandes bazas de esta película, además de la habitual exhibición de Campanella de cómo narrar cinematográficamente una historia y controlar en todo el momento el ritmo y los clímax y anticlímax, son las que proceden de su reparto, destacando especial y soberbiamente tres actorazos: Ricardo Darín, cuerpo y alma de "Benjamín Espósito", intérprete fetiche de Campanella (desde 1999) y, por reincidencia, solvencia, naturalidad y credibilidad, uno de los mejores actores que ha tenido el idioma español (el 99% de los actores españoles están muy por debajo del nivel de Darín); Soledad Villamil, estupenda y dulcísima actriz que ya coincidió con Campanella y Darín en la magistral y emotiva "El mismo amor, la misma lluvia" (mi película predilecta de Campanella, por enicma de la conmovedora "El hijo de la novia") y a quien un servidor profesa un intenso y platónico amor cinematográfico que se ha incrementado con su "Irene Menéndez Hastings"; y Guillermo Francella, quien da vida a "Sandoval", entrañable contrapunto y compañero de fatigas de Espósito.


Poco más que decir de una película en la que no desentona ni la banda sonora, tan emotiva y deliciosa como el conjunto del film. Si no fuera por cierto flashback que puede inducir a equívocos, estaríamos ante una obra maestra. Por eso, es mejor que acudan al cine a verla, porque es un título que merece estar en nuestro recuerdo.

No quiero terminar este artículo sin responder al enigmático título: ¿Cuál es el secreto de Campanella? Sencillamente, ser uno de los mejores narradores (ya hablemos de literatos o cineastas) que ha dado Hispanoamérica en todo el siglo XX (y XXI).

All Hallow's Eve

Hoy es la "víspera de Todos los Santos", es decir, "All Hallow's Eve", dicho en la lengua de Shakespeare, término que derivó popularmente en el archiconocido "Halloween". Y es sobre esta curiosa festividad sobre la que quiero escribir hoy. Por un lado, daré un leve guantazo a la Iglesia y su irrisoria postura contra Halloween, y por otro, del significado profundo que debe tener para cualquier persona, crea en lo que crea.
  • Tonterías eclesiales: Hay ocasiones en las que la Iglesia pierde una fantástica oportunidad para estar callada. Y ésta es una de ellas. Como ya ocurrió en 2008, la Iglesia, a través de la Conferencia Episcopal y de un prelado manchego y otro castellano, ha puesto el grito en el Cielo (nunca mejor dicho) contra esta festividad, acusándola de alentar el paganismo, de fomentar el anticristianismo, el terror, el culto al diablo, etc, etc. Vamos ver, purpurados, para empezar, Halloween es, igual que la cristiana fiesta "Todos los Santos", un celebración de la muerte, aunque por vías diferentes: más alegre y carnavalesca aquélla, más lacónica y austera ésta. Para continuar, la inocua Halloween no falta el respeto a los muertos ni a las otras costumbres asociadas a esta fecha; simplemente trata de espantar alegremente los miedos cervales asociados al fenecer, al Más Allá y a todo el bestiario fantástico de ultratumba que puebla nuestra cultura y folclore; miedos que, por cierto, han sido explotados y/o avivados aviesamente por la Iglesia en no pocos momentos para aumentar el calado de su mensaje entre las masas del populacho. Y, por último, puestos a hablar de usurpaciones, quizás sería bueno debatir cómo la Iglesia suplantó consciente y artificialmente la previa festividad del Sol Invictus con la Navidad que todos hoy conocemos; o si prefieren discutir sobre el arraigo de costumbres no reconocidas por la ortodoxia de la Iglesia, tal vez sería buena idea dialogar sobre los Reyes Magos, que tienen su razón de ser en los Evangelios Apócrifos; o si quieren combatir de veras el paganismo rampante, no sería mala idea que explicaran por qué no tocan los bemoles contra la mayor fiesta pagana que se celebra en la actualidad: Nochevieja. En definitiva, hay momentos en la vida en que compensa mucho más meter la lengua entre las nalgas antes que abrirla y quedar en ridículo o, como dijo el genial Groucho: "Es mejor estar callado y parecer tonto que abrir la boca y despejar las dudas".
  • Honrar a los muertos: Para mí, la mejor manera de honrar y recordar a los muertos, especialmente a los propios o afines, es demostrar que su legado, las virtudes y enseñanzas que ellos ejemplificaron, no se ha perdido sino que sigue vivo en nosotros, en nuestros pensamientos y acciones diarias. De nada sirve haber coincidido en vida con personas a quienes hemos querido y de quienes hemos aprendido, si hacemos que una losa de piedra nos haga olvidar todo cuanto esas personas nos dieron. Tan importante o más que llevar flores y limpiar sepulcros es convertir a nuestros muertos en seres inmortales gracias al recuerdo práctico en nuestra vida cotidiana. Por eso, en días como hoy, y en los otros 364, yo intento honrar la memoria de mis seres queridos tanto en mis pensamientos como en mis actos. Dejar en el olvido todo lo que aprendí de mi queridísima yaya Esther, mi amigo José Arcones, mi "segundo hermano" Sancho o sacerdotes como los padres Carlos, Eduardo y Oneca, por citar sólo unos ejemplos, es un lujo que no puedo ni quiero permitirme, porque me odiaría por siempre si lo hiciera. En definitiva, la inmortalidad, de facto, está en la mano de cualquiera de nosotros, siempre que no dejemos morir de verdad cuanto representaron y significaron las personas que hemos perdido en este plano de la existencia.
En fin, se celebre lo que se celebre hoy y mañana, competir por ver quién se lleva los muertos al agua me parece una solemne majadería que quita un tiempo magnífico para hacer algo mucho mejor: honrarlos íntima, personal y constantemente.

lunes, 26 de octubre de 2009

Todo un hombre del Rey

Esta madrugada ha fallecido Sabino Fernández Campo, ex Jefe de la Casa Real. Hombre prudente, sagaz, discreto, eficaz, diligente, leal, sensato, educado, responsable e íntegro, con él muere la gran mente pensante de los momentos más decisivos (1977-1993) del Palacio de la Zarzuela, lugar que si por el regio propietario fuera, más tiene de zarzuela que de palacio. Con él se van a la tumba secretos y verdades que darían para cientos de jugosos 'best-sellers' y lucrativas exclusivas que quizás tornarían ciertas algunas de las numerosas leyendas urbanas y extendidos rumores con epicentro en la Casa Real. Con él desparece el gran mentor y lazarillo de un monarca que ha tenido en la demagogia de los medios de comunicación y la coba política y populachera el mejor refrendo para el último "regalito" del régimen franquista gracias a la renuncia del legítimo entronizable.

España debe a Sabino Fernández Campo tanto o más que al propio representante de una saga de frívolos reyes, de quienes ya di buena cuenta en un artículo. No pocos de los grandes méritos atribuidos al Jefe del Estado llevan la firma y el sudor de ese hombre que trabajó en la sombra para que el hoy septuagenario romano no viera España convertida en otra cosa que no fuera una monarquía constitucional venerada hasta la exageración.

Honestamente, lamento mucho la pérdida de la mente más brillante y clara que ha tenido el regio hogar junto con la Reina Sofía, un excelente defensor de un individuo al que simplemente tengo que aceptar...

En definitiva, ha fallecido una gran persona que me hace recordar aquella frase del Cantar de Mío Cid: "¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor!"...

sábado, 24 de octubre de 2009

TOC-TOC: Un correcto divertimento

Anoche vi en el Teatro Príncipe Gran Vía la comedia "TOC-TOC", obra dirigida por Esteve Ferrer siguiendo la versión de Julián Quintanilla de una exitosa pieza francesa homónima escrita por el actor y director galo Laurent Baffie.

Ante el espectador, seis personajes en busca de...doctor, concretamente un psiquiatra, a quienes los infelices esperan en su consulta, con la esperanza de que les redima de sus "toc": Trastornos Obsesivos Compulsivos y que reflejan, llevándolas al extremo, muchas de las curiosas manías que todos alguna vez hemos oído, visto o incluso sufrido, ya que forman parte de la sociedad de nuestro tiempo. La ausencia del doctor desencadena una interacción entre los seis pacientes con la finalidad de curarse entre ellos mismos, en la ficción, y hacer reír al espectador, en la realidad.

El elenco (donde ayer el propio director de la obra suplió a uno de los actores) cumple el cometido que se le puede exigir a cualquier comediante: provocar la sonrisa y la carcajada, pero adolece de más de un momento de sobreactuación (defecto que suele pasar desapercibido en obras de este género pero que no es admisible) y alguna que otra frase sin más sentido que el de suscitar la hilaridad. Igualmente, los personajes encarnados son tan simples y planos en sus matices que a los pocos minutos de función tal pobreza torna sus intervenciones y evolución previsibles y, hasta cierto punto, anodinas. Son personalidades de cartón-piedra, más propias de un chiste, con las que te puedes reír pero en ningún momento empatizar y eso es un problemático lastre, tanto para los actores como para el patio de butacas.

No obstante, sí me gustaría destacar al actor más entonado de la velada que, para mi gusto, fue Esteve Ferrer, director y actor suplente de "Toc-Toc", que encarnó con bastante tino al irónico y campechano taxista aquejado de aritmetomanía, siendo el personaje que soporta la mayor parte de la trama y brinda los mejores momentos al espectador. De todos modos, para quien estime severo mi juicio, he de decir que esta obra merece la pena para quien desee pasar un liviano y agradable rato entre las paredes de un teatro, ya que esta pieza corresponde perfectamente al significado de la palabra divertimento: "Obra artística o literaria de carácter ligero, cuyo fin es solo divertir". Es sólo eso.

martes, 20 de octubre de 2009

Ministerio de Cultura, Misterio de Censura

"Saw 6", nueva película de la taquillera y terrorífica saga "Saw" y cuyo estreno está previsto para este viernes, sólo se podrá ver en salas X, gracias a la calificación otorgada por el Ministerio de Cultura. Aplaudamos esta sensacional iniciativa que deja como viciosos sodomitas a las puritanísimas autoridades estadounidenses, tan aficionadas a cogérsela con papel de fumar a la hora de calificar películas y que sin embargo calificaron este film como "R" (equivalente a nuestro "No recomendado para menores de 18 años").

Ignoro qué tendrá esta nueva entrega de las andanzas de Jigsaw que no tuvieran las anteriores (estrenadas en todo el circuito comercial habitual) para que el Ministerio la sitúe al mismo nivel desaconsejable que "El butanero caliente, la viuda alegre y el bombero con su manguera se lo montan" (título porno inventado por servidor), pero sospecho que absolutamente nada. Así pues...¿Por qué esta sí y las otras entregas no? ¿Por qué esta película sí y otras igual de "gore" no?


Dejando claro que en este tema no puedo ser parcial, porque como evidencié en este blog tiempo ha soy fiel seguidor de esta saga cinematográfica, tengo que reconocer que tal ataque de puritanismo e incongruencia procedente del Ministerio encabezado por la insípida, insulsa e incapaz Ángeles González-Sinde (que lo único valioso que ha hecho en su vida por sí sola son dos guiones muy meritorios) me ha dejado perplejo por lo siguiente:
  • Ser más papistas que el Papa: Como decía, en Estados Unidos, cuna del puritanismo exacerbado, esta película ha recibido exactamente la misma calificación que el quinteto que la precedió, por lo que es fácil suponer que tiene las mismas características que las otras y que por eso no merece una distinción diferente a las ya dadas. Parece ser que aquí han visto motivos para ser aún más hipócritas que los yanquis y relegar a las salas X un film comercial de terror.
  • Brutalidades sin censura: Me gustaría recordar que en este país, películas con auténticas salvajadas en sus fotogramas como "Funny games" o "Anticristo" fueron estrenadas comercialmente hace no muchos meses sin ningún problema. ¿Por qué? Porque es muy "chic", "progre", "snob" y políticamente correcto decir amén a todo lo que hagan cineastas de la talla de Haneke o Von Trier, o, simplemente, porque hay quien supo ver más allá de la violencia. Igualmente, brutalidades fílmicas como "Hostel", "Hostel 2", "La matanza de Texas: el comienzo", "The Descent", "Halloween: el origen", "Viernes 13", "Wrong turn", "San Valentín Sangriento" o la española "REC" (con mutilaciones, evisceraciones y sangre a mansalva) se han estrenado en los cines normales bajo el desGobierno del señor POE sin que el Ministerio de Cultura haya dicho esta "X" es mía. ¿Por qué? Pues supongo que porque la violencia explícita y sublimada forma parte de la cultura audiovisual de nuestra sociedad en general y del género cinematográfico del terror en particular y eso hay sensatos que han sabido respetarlo (aunque no estén de acuerdo, lógicamente) porque otra cosa sería poner puertas al campo.
  • El efecto contrario: Sabido es que prohibir, censurar o criticar algo antes de que se dé a conocer es la mejor campaña publicitaria posible que se puede hacer al producto en cuestión. Y eso es lo que están consiguiendo con "Saw 6", que de ser tratada y minusvalorada por medios generales y especializados como "la enésima entrega de Saw", "más de lo mismo", etc, etc, ha levantado una polvareda (especialmente online) que es una promoción tan idónea que no la podría pagar la distribuidora ni con todo el oro del mundo.
  • Tics totalitarios: Creí que aquello de que el Estado nos dijera qué teníamos que hacer, creer, leer y ver se había acabado...pero el desGobierno que tenemos es un constante ejemplo de lo contrario y esta es la última muestra de ello. Tratan a la población ora como esclavos ora como imbéciles faltos de guía y entendederas. Me imagino que habrá muchos altos cargos gubernamentales que humedezcan enaguas soñando con Stalin...
  • Incongruencias ministeriales: Mirando la lista de películas calificadas para su exhibición que ha hecho el Ministerio de Cultura, encontramos las siguientes incongruencias: "La huérfana" (película de terror protagonizada por una niña psicópata que, entre otras cosas, martillea hasta la muerte la cabeza de una monja) > No recomendada para menos de 18 años; "Destino Final 4" (cinta de terror en la que se puede ver un amplio retablo de muertes violentas incluyendo mutilaciones, decapitaciones, etc) > No recomendada para menores de 13 años; "San Valentín Sangriento 3D" (film de terror en el que el asesino ofrece al espectador primeros planos de cabezas perforadas por un pico de minero, evisceración de un corazón, cuerpos abiertos en canal con todo lujo de detalles...) > No recomendada para menores de 13 años. ¡Esto es coherencia, sí, señor!
  • Mentiras y gordas: Dejando a un lado el punto anterior (que es bastante revelador) es delirante, vergonzoso y exasperante que el Ministerio de Cultura califique como "X" una película violenta, sí, pero en la que no se ha hecho jamás apología de la defensa y, en cambio, permitiera que se estrenara en cines comerciales esa inmensa hez cinematográfica llamada "Mentiras y gordas" (española tenía que ser...) en la que el argumento y la trama son muy similares, en cantidad y calidad, a los que puede tener cualquier película porno, constituyendo una constante y nauseabunda oda al sexo en todas sus variantes y al lúdico y compulsivo consumo de drogas, protagonizada por jóvenes y dirigida a la juventud. Ideal para estrenarla en cines normales, vamos. Supongo que semejante boñiga se libró de la "X" por dos razones importantísimas e indiscutibles: que es española (lo que es una especie de salvoconducto para atentar contra la retina) y que la guionista de tamaña defecación es la estulta e hipócrita Ministra de Cultura...
Yo no pretendo que se ovacione toda película de terror, pero sí que se respete, especialmente a priori, por muy mala fama que tenga, igual que yo respeto a los furibundos defensores de las bondades del cine español actual (porque entiendo que la coprofagia también tiene su lugar en esta sociedad). Lo que sí me parece indispensable es no hacer discriminaciones absurdas y tener un poco de coherencia, para bien o para mal, a la hora de aplicar raseros y criterios.

Tampoco me quita el sueño que la película no se vea en el circuito comercial tradicional, porque, afortunadamente, en los tiempos que corren ver una película ya no es un problema, por mucho que les fastidie a los talibanes de los derechos de autor, pernada y latrocinio. De todos modos, si la solución que se les ha ocurrido a los meapilas ministeriales es proyectar obligatoriamente una película en salas, escasas en número e higiene, frecuentadas por individuos de siniestras intenciones y con un patio de butacas que a buen seguro es un caldo de fluidos, hedores y manchas de nauseabunda índole...creo que se han cubierto de gloria. Ahora sólo falta calcular cuantísima gente verá la película por internet, que es lo que se merece esta majadería perpetrada por los nuevos censores de nuestra retina.

De todos modos, si la meliflua señorita González-Sinde (que está donde está única y exclusivamente por el apellido y las absurdas cuotas paritarias) quiere que su Ministerio haga algo por el bien de los espectadores de este país, mejor haría en extinguir a los avaros corsarios de la SGAE, subvencionar más y mejor el teatro, erradicar al "gang progre" que tiraniza la industria cinematográfica española (esa que navega entre la autocomplacencia y el victimismo) o promocionar a toda esa gente que malvive entre cortos y mediometrajes a la espera de que alguien apueste por su innegable talento, que eso sí merece mayor esfuerzo que relegar a una sala X una simple película de terror.

lunes, 19 de octubre de 2009

La extinción, porque yo lo valgo

Al final, resulta que más que el ébola, el sida o las gripes, los virus que más amenazan la vida humana son la demagogia y el papanatismo progresista, disciplinas estas en las que el PSOE es doctor honoris causa desde tiempos inmemoriales. Y es que el gobierno socialista liderado por el señor POE ha establecido las bases (legales y amorales) para que dentro de unas generaciones no quede fémina fértil en todo el país, haciendo así un avieso homenaje a la lorquiana "Yerma", con lo cual, los varones españoles tendremos que iniciar una suerte de búsqueda del grial si queremos perpetuar la especie o bien imitar a las superestrellas hollywoodienses que para acallar su conciencia adoptan hijos a mansalva convirtiendo sus familias en una ONU infantil.

Convertir la píldora postcoital en una aspirina anticonceptiva que se pueda tomar con la misma alegría que un caramelo y transformar el aborto en la operación de un quiste que requiere una burocracia pareja a la de hacerse un piercing, además de constituir medidas tan irresponsables e insensatas como la mayoría de las personas que se beneficiarán de ellas, son el fiel reflejo de la ínfima catadura moral e intelectual de esta idiocracia que nos desgobierna, que prefiere escurrir el bulto con erróneos argumentos (con el PP, señores míos, el aborto era delito en la mayoría de los casos; con ustedes, un derecho) aptos para mastuerzos y pánfilas, en lugar de escuchar una opinión mayoritaria.

Yo estaba bastante (que no totalmente) de acuerdo con todos los supuestos y excepciones que antaño habilitaban la consumición de la píldora o la realización de un aborto, pero...se pongan como se pongan, no se puede utilizar la píldora del día después como si fuera un lacasito ni tratar el aborto como una operación de cirugía estética, a menos que se quiera alentar hasta extremos inusitados la irresponsabilidad y la infertilidad de las jóvenes (y no tan jóvenes) de este país.

Sé que cuando desde el desGobierno y aledaños se apoyan estas medidas, están pensando en los votos de decenas de miles de feministas descerebradas (las que confunden el "Yo decido" con el "Yo desvarío"), doncellas con exceso de furor uterino y carencia neuronal, lascivas de ardor próximo a la zoofilia y todas aquellas mujeres que prefieren eludir cualquier responsabilidad seria en la vida. Supongo que a unos y otras les compensará electoralmente saber que el PSOE puede gobernar un país de estériles e infanticidas. De cualquier forma, a la juventud que encumbra la serie "Física o química" y basuras cinematográficas como "Mentiras y gordas" lo último que le hace falta es una barra libre médico-legal para mandar al limbo la natalidad, la maternidad y la moralidad, porque eso es amparar el desenfreno moral, relacional y sexual de esas chicas que dejan como ursulinas a las amazonas de Hipólita.

Todo este sindiós es culpa de un maremágnum de confusiones: Se ha confundido la velocidad con el tocino, el delito con el derecho, la libertad con el libertinaje, la autonomía con la alevosía, el feminismo con el integrismo, las excepciones con las reglas y la vida con la muerte. Pocos dicen y muchos olvidan el pandemónium menstrual que acarrea la píldora o el hecho de que el aborto constituye de facto un asesinato al despedazar la vida de un ser humano inocente de cualquier error o culpa. Total, eso es pecata minuta para quien hizo demagogia con un pavoros atentado con tal de obtener el poder. Total, eso no interesa a los medios de comunicación, que prefieren centrarse en livianas memeces convirtiendo a buena parte de la sociedad en los lotófagos del siglo XXI. Total, a golpe de despropósito se ha (de)formado una juventud sin norte ni conocimientos ni ejemplos suficientes para hacer lo correcto. Total, a nadie parece importarle que legalizar el parricicido prenatal y el puterío juvenil es un paso decidido hacia la extinción, primero moral, y luego, física. Eso sí, porque ellas lo valen. Claaaro que sí.

viernes, 16 de octubre de 2009

Adiós a la voz más original del deporte

Ha muerto Andrés Montes. Era tan buen locutor y tan súmamente original que al irse nos ha dejado sin palabras, al menos a mí. Gracias a él, las retransmisiones deportivas, hasta del encuentro más insoportable, eran una cita con la diversión y la sonrisa. Original, brillante, honesto, profesional, fuente constante de términos y frases hilarantes que hoy son jerga periodística y popular...él solito revolucionó la forma de retransmitir partidos, especialmente los de baloncesto, convirtiéndose en una parte fundamental del entretenimiento televisado.

Yo le "conocí" en mi adolescencia en aquellas míticas veladas de Canal Plus en las que junto al experto Antoni Daimiel ponía voz ("¡Bienvenidos al club!") a las gestas de madrugada de la NBA en tiempos del rey Jordan. Desde entonces, Montes puso el sonido a muchos de los mejores recuerdos deportivos que un servidor ha podido presenciar ante un televisor, como por ejemplo, los históricos logros de nuestra grandísima selección de baloncesto.

Quisiera creer que en la parrilla televisiva y radiofónica hay alguien capaz de emular en simpatía, carisma y energía a este pequeño grandísimo locutor, pero me parece que los aficionados a la televisión y la radio española echaremos mucho de menos a un individuo que a base de creatividad y buen rollo eclipsó merecidamente a los tediosos locutores de la Primera y La2, los insoportables comentaristas de Antena 3 y Telecinco, los impostadamente exaltados locutores de la Sexta (cadena que demostró su estupidez congénita prescindiendo de sus servicios) y la mayoría de los que se ponen ante un micrófono en la radio.

Me gustaría pensar que la vida seguirá siendo maravillosa, como él decía, y que nunca dejaré de escuchar sus animadísimas retransmisiones, pero...bueno, me consuelo con saber que el Cielo hoy es un luchar mucho más animado y divertido. ¡Hasta siempre, crack!

"Moon": Filosofía ficción

Recientemente he visto y disfrutado de una película premiada en festivales tan distintos como son Sundance y Sitges, lo cual es síntoma de que no es un rótulo más en la cartelera. La película, tan sencilla y sugerente como su título, Moon, es la ópera prima de Duncan Jones, hijo de un auténtico mito del pop-rock, David Bowie, o, para algunos como yo, el antológico Rey Jareth. Primera reflexión: Cuando hay talento, no hace falta presupuesto ni credenciales ni alharacas, como demostró en su día Amenábar.

El film es una simple (no confundir con burda) pero interesante película de ciencia-ficción con la estética y el regusto (de calidad) de míticos títulos setenteros del género como el "2001" del maestro Kubrick o "Solaris" de Tarkovski, con las que "Moon" tiene elementos en común (la evolución como deshumanización, la interacción con un ente artificial, la humanidad de las máquinas, el binomio soledad-desolación, la crisis del individuo ante la reflexión de su propia existencia...).

Efectiva (que no efectista) y mesurada, esta película se sostiene gracias a la convincente actuación de Sam Rockwell, un actor procedente del indi que da vida a Sam Bell, un astronauta y a la sazón único responsable de una explotación minera en la cara oculta de la luna sin más compañía en aquel satélite que la del "robot-ordenador" GERTY. Tras tres años al frente del complejo, Bell vive sus últimos días en las instalaciones antes de regresar a la Tierra pero un accidente detona una concatenación de sorprendentes hallazgos y enigmas que mantienen permanentemente vivo el interés del espectador sin grandes alardes de efectos especiales pero sí de habilidad narrativa.

"Moon", pese a ser una entretenida película de ciencia-ficción, crece aún más cuando se paladean las reflexiones filosóficas que plantea al espectador ya, que en el fondo, no hace sino reformular las clásicas preguntas "¿Quiénes somos?", "¿De dónde venimos?", "¿Adónde vamos?", en un contexto adecuadamente sofisticado y desolado. Si todo esto se adorna con la problemática del desarrollo sostenible, la manipulación genética y la colonización extraterrestre, tenemos una cita más que aconsejable con el séptimo arte, ya que, con títulos como el dirigido por Duncan Jones, merece la pena estar un buen rato en la luna.

sábado, 10 de octubre de 2009

Apatía de Alejandría

Anoche vi "Ágora", película del afamado director Alejandro Amenábar sobre una de las mujeres más brillantes y desconocidas de toda la historia: Hipatia de Alejandría. El film no sólo es un nuevo cambio de género para este cineasta de talento voraz sino que es un gran reto toda vez que hacer una película con base histórica implica que el público conoce (o puede conocer perfectamente) el desenlace de los hechos ficcionados y la vida de Hipatia no es una excepción, como se han encargado de recordar decenas de revistas culturales y libros estas semanas previas. No hay por tanto elemento sorpresa que permita sostener la tensión de la trama ni dotar al film de un clímax que ponga el conmovedor broche a la cinta.

Teniendo esto presente, tengo que reconocer a la salida de la sala tuve la sensación de haber visto una película bastante correcta técnicamente pero aséptica y fría en lo emocional. Ya había avisado el propio Amenábar que con esta película buscaba abrir una ventana al mundo y la vida de Hipatia para que se asome el espectador...y lo ha conseguido, pero dejando frío al patio de butacas.

Como suelo hacer en estos casos, haré un repaso por puntos:
  • La trama: Con guión del propio Amenábar y su camarada Mateo Gil, es una correcta semblanza de la científica Hipatia de Alejandría, tomando como ejes la mayoría de los datos y anécdotas que son casi universalmente aceptados, si bien muchos detalles de su vida y obra desaparecieron en el olvido para siempre al poco de fenecer. Se puede decir que Hipatia era una vestal de la sabiduría, una anomalía en tiempos de sinrazón y discordia, el canto del cisne del mundo clásico en lo que a ciencia y filosofía se refiere y eso lo consigue plasmar correctamente el director. Su discutible e improbable triángulo amoroso, su relación con su padre Teón, su lucha por preservar el talento y el temple en una época convulsa...todo lo logra mostrar correctamente el film. Pero es tan aséptica como el sumario de un juez y tan fría como un diagnóstico médico. No tiene alma, no conmueve, no consigue que el espectador se implique y se olvide de que es un mero observador, como es menester en todo buen drama que se precie.
  • El reparto: Encabezados por la joven y oscarizada Rachel Weisz (que no actúa mal ni a posta), los actores de este film ofrecen unas interpretaciones tan correctas en lo técnico como desangeladas en lo emocional, pero esto último es más demérito del director que fallo del elenco, como comentaré luego. A destacar, no obstante, la interesante evolución dramática de la que dotan a sus personajes el tándem Óscar Isaac y Max Minghella, Orestes y Davo, respectivamente. Evolución que, por ejemplo, no consigue Rupert Evans con su Sinesio, que cambia de la noche al día, de la amistad a la vileza con pasmosa e injustificada (cinematográficamente) rapidez. En definitiva, un reparto con bastante potencial pero no del todo bien aprovechado.
  • La ambientación: Hasta cierto punto (especialmente económico) puedo llegar a entender la elección de Malta como epicentro del rodaje...pero de ahí a mostrar en escenas edificios o fortificaciones maltesas que claramente no se corresponden con los de la época de Hipatia de Alejandría, media un clamoroso trecho. Igual que el desconcierto que provoca ver tomas donde un edificio parece estar en medio de una yerma llanura y en otras, rodeado de inmuebles y monumentos. Por otra parte, el uso del ordenador ofrece las mejores imágenes de conjunto de lo que debió ser la Alejandría de Hipatia...mientras que no pocos decorados son tan poco creíbles que les falta la etiqueta con el precio. Esto hay que cuidarlo más.
  • El director: Hacer una película a medio camino entre el peplum y el drama, entre la historia de amor y el ensayo científico es un malabarismo demasiado difícil incluso para Amenábar, por mucho Óscar y premios que tenga en su haber merecidamente. Es como vestir a un mismo individuo con varios disfraces: no sabes bien con qué quedarte ni qué quiere decir. Hay que decir que el ateísmo del director le permite retratar desapasionada pero certeramente los desmanes y los aciertos de todas las religiones que aparecen en el film (el paganismo, el judaísmo y el cristianismo), algo que en manos de otro cineasta se habría convertido en un bochornoso retrato maniqueo y sesgado. Mas, si bien ése es un logro de Amenábar, constituye en cambio un extraño fallo el hecho de intercalar caprichosa y ocasionalmente imágenes espaciales más propias de un reportaje de la NASA o un documental galáctico, que rompen ritmo, tensión y atención de una tacada con "momentos chill-out de espacio exterior". No sé si con ello quería Amenábar establecer una relación visual entre la protagonista y su gran obsesión (los cielos) o una metáfora a favor de analizar las cosas con perspectiva, pero creo que es un recurso perfectamente prescindible. Igualmente, aunque más discutible es el hecho de que en lugar de utilizar la elipsis o alguna escena-puente, el director prefiere aparcar su innegable talento para hacer avanzar la narración con textos impresionados en pantalla que expliquen lo sucedido y avancen la acción en el tiempo, un remedio facilón que le viene pequeño a un cineasta de tan gran habilidad y que prefiere explicitar lo que la inteligencia media de cualquier espectador normal se habría encargado de subsanar al ver una elipsis bien hecha o una transición visual. Abandonando los detalles, a modo de resumen, cabe decir que Amenábar filma esta película suya con una indolencia propia de las películas "de encargo". Rueda "Ágora" como si estuviera grabando desde el cosmos, dirige como si estuviera mirando por un telescopio o un microscopio, consiguiendo una útil perspectiva general o detallada, pero carente de empaque emocional. De ahí que ni uno solo de los clímax que intentan apuntalar los desarrollos de la trama esté conseguido satisfactoriamente. La única semejanza que se me ocurre es comparar a esta película con las obras literarias de los enciclopedistas franceses: interesantes en lo intelectual, frías en lo humano.
De todos modos, más allá de la apatía que provoca este film (que si no tuviera el reclamo de estar dirigido por Amenábar, aquí lo verían cuatro gatos y un despistado, seguro), lo que sí merece la pena es quedarse con las moralejas que lega "Ágora": la historia de la humanidad es una concatenación de desencuentros con treguas de convivencia; la ciencia, la religión y la filosofía son sólo tan incompatibles como los hombres quieran que sean; en nombre de Dios (sea cual sea) se han cometido sanguinolentas injusticias y aborrecibles salvajadas de las que la Humanidad nunca se recuperará por culpa de los muchos hijos de la gran perra que hacen de la religión la excusa perfecta para dar rienda suelta a las más bajas pasiones que todo ser humano, creyente o no, tiene dentro de sí. En definitiva: las ideas pueden ser perfectas; los hombres, no. Y eso, en todos los sentidos, es "Ágora".

viernes, 9 de octubre de 2009

Guerra y paz, paz y guerra

A veces, el absurdo, la estupidez, la insensatez son tan caprichosos que pueden mostrarse bajo ropajes antagónicos, tanto, como por ejemplo, la guerra y la paz. Por eso, éste es un artículo de contrastes, con un premio y un funeral como ejes. No obstante, debido a mi alergia ante la majadería humana, no perderé mucho tiempo, lo prometo.
  • Paz: Barack Obama, Premio Nobel de la Paz. Cuando he visto el teletipo, he pensado que había leído mal, que era una errata o que estábamos en 28 de diciembre. Tras descartar esas tres posibilidades, he meditado la probabilidad de que el jurado de los Nobel se hubiera pillado una melopea de las de dos y dos son veintidós. Porque, vamos a ver, ¿cuáles son los méritos del presidente estadounidense para llevarse de forma tan prematura un galardón que suele premiar hechos o hazañas probadas empírica y fehacientemente? ¿Sembrar de buen rollo las relaciones internacionales? ¿Hacer discursos tan memorables que parecen de película? ¿Tener buenas intenciones? ¿Expresar a los cuatro vientos unos proyectos que, de momento, son sólo eso, proyectos? ¿Decir mucho y bien pero hacer poco o nada? Tiene guasa el tema. No me extraña que hasta el propio premiado se muestre sorprendido y haya tenido que salir al paso con unas declaraciones para no dejar con las nalgas al aire a los mastuerzos suecos. Obama, al que por cierto apoyo incondicionalmente desde su elección, no es más que un debutante en el panorama internacional.Carismático, inteligente, educado y lo que quieran, pero sólo lleva unos meses como César del imperio y no ha tenido tiempo para hacer las cosas ni bien ni mal. El único mérito que se le puede atribuir en favor de la paz es haber sucedido en el cargo al paleto belicoso de apellido matorral. Si éste ha sido el Premio Nobel de la Paz 2009, miedo me da saber cuáles eran los otros candidatos...Uno comprende perfectamente que un premio de este calibre siempre genera polémica (y la mayoría de las veces, justificada), pero ¿no habría sido más sensato declararlo desierto o, mejor, dárselo a alguien que sí se lo merezca de verdad? Quizás estoy exagerando y todo esto no sea más que culpa de una jocosa errata y, en realidad, Barack Obama sea el Premio Novel de la Paz. Esperaré confirmaciones al respecto.
  • Guerra: Hoy se ha celebrado el funeral por la nonagésima prueba que ha aportado España para demostrar que Afganistán no está en guerra, que la insurgencia talibán se ha convertido en un colectivo hippie y que nuestros soldados caminan en aquellos lares por caminos alfombrados de pétalos de rosa y canela en polvo. Vamos, que ni punto de comparación con Iraq. Afganistán es la experiencia más pacífica y placentera que podemos ofrecer a nuestras Fuerzas Armadas después de Disneylandia y Marina D'Or. Para que se hagan una idea: Benidorm en verano es mucho más peligroso ¡dónde va a parar! En serio. Creo que en los próximos meses veremos a Anne Igartiburu publicitando las bondades de relajarse en Kabul con toda la familia. Que sí, que sí, que Afganistán es Woodstock, pero en árabe. Háganme caso. Allí todo el mundo muere de muerte natural, porque allí no hay guerra. ¿Verdad? Pues esto es lo que deben pensar el señor POE y su chacal faldera, la que pone pucheritos cuando una muerte le estropea sus discursos sobrevolados por palomillas de la paz con exceso de LSD (las palomas, no la ministra, aunque lo parezca). Gracias a este par de hijos de la gran...insensatez, nuestras Fuerzas Armadas se han convertido en una ONG uniformada que se mueve en antiguallas mientras sirve de tiro al pato para la rama chunga de la Alianza de Civilizaciones, cuando no se convierte en el convidado de piedra de pagos de rescates a piratas africanos. Estos dos mentecatos, en mala hora nacidos, han pervertido el papel del Ejército, que es combatir por la paz y defenderse de cualquier ataque, hasta convertirlo casi en un módulo de Formación Profesional donde en lugar de trabajar con enchufes, tuberías o sierras radiales trabajas con fusiles, tanquetas y granadas de cuando Atila era corneta. A estos dos, responsables en última instancia de decenas de muertes de nuestra soldadesca que se empeñan en maquillar hasta la ignominia, les montaba yo un consejo de guerra de los de fusilar primero y preguntar después. Pero como quizás me demandaría alguna protectora de animales por tamaño crimen, lo mejor sería enviarlos al K2, a que meditaran y les diera un poco el aire que les falta en su cerebro.
En fin, que hay veces que la realidad y las noticias convierten a Fernando Arrabal y compañía en los tipos más realistas del planeta...¡Qué mundo!

martes, 6 de octubre de 2009

Woody vuelve a ser Woody (o casi)

El pasado viernes se estrenó la película "Si la cosa funciona" (Whatever Works) dirigida y escrita por el pequeño gran genio llamado Woody Allen. Yo, fiel a mi cita con uno de mis directores y escritores predilectos, acudí ayer a verla para confirmar que el neurótico y brillante neoyorquino volvía por su fueros, esto es, a Nueva York como escenario y epicentro de su humor pleno de ingenio, ironía y certeros análisis psicológicos y sociales. Y efectivamente, así es.

La lástima es que este film, increíblemente mejor que los reprobables tostones por encargo que ha realizado en los últimos años (especialmente el bodrio infumable y sobrevalorado protagonizado por un neanderthal y una mengana patrios), dista igualmente bastante de la calidad y frescura de sus grandes cintas ambientadas en la ciudad que nunca duerme.

Quizás esa diferencia se deba a que la comedia se ve lastrada por unas interpretaciones un tanto planas y en algunos casos pocos convincentes y por el hecho de que la elección de Larry David como trasunto de Woody quizás no sea la más acertada, toda vez que ofrece una carencia de recursos expresivos que descompensa las punzantes intervenciones y reflexiones de su personaje. Moraleja: Para hacer de Woody Allen como personaje cinematográfico, nada mejor que el propio Allen.

No obstante, "Si la cosa funciona" regala no pocas dosis del humor marca de la casa (neurosis, misantropía, pesimismo hilarante, andanadas contra la religión y el esnobismo, etc), constituyendo en varias escenas acertadísimos y lacerantes análisis de la sociedad actual y de las relaciones humanas hoy en día, tema este último en torno al cual parece orbitar toda la comicidad. El guión es lo mejor que tiene este film y eso me lleva a pensar que quizás, en lugar de realizar esa película, habría merecido más la pena convertirla en una nueva ristra de artículos o relatos cortos de esos que borda magistralmente el pequeño cineasta.

Esta cinta, en definitiva, es un eco actualizado de los grandes clásicos de Allen y esa es la mejor noticia y conclusión que se puede extraer de ella...aunque si tenemos en cuenta que los próximos proyectos del ingenioso Woody volverán a ser de "encargo extranjero", hay que rebajar la euforia.


Lo único cierto es que a Allen le sienta genial Nueva York, con todo lo que eso implica. Espero y deseo que, cinematográficamente, vuelva a esa ciudad lo antes posible y, esta vez sí, no la vuelva a abandonar.

sábado, 3 de octubre de 2009

Madrid pierde Olimpivisión


Madrid tampoco celebrará los Juegos Olímpicos en 2016. Madrid ha perdido Olimpivisión. Si finalizara ahí, sería el artículo más breve de cuantos hubiera escrito. Pero...tengo ganas de repartir sopapos...así que vamos allá:
  • Olimpivisión: Que la designación de la ciudad sede de unos JJOO se parece cada vez más al espantoso concurso de Eurovisión es algo que cada día tengo más claro: Mamoneo, votos por filias y vecindad, conchabeos oscuros, marginación de la excelencia...Dicho esto, yo no sé si compensa tantísimo esfuerzo para, a la hora de la verdad, depender de si a fulano o mengano le caes bien o le has prometido el oro, el moro y lumi gratis, y no de si tu proyecto tiene la calidad, la seriedad y el empaque suficiente. Por eso, entre otras cosas, no tenía muchas esperanzas puestas en esta fantochada...
  • La ganadora: Premiar por pena, como quien da limosna, a quien ha hecho del victimismo de baratillo su mejor carta en el tapete, pues...en fin. Es lícito, pero sólo eso. Que a Sudamérica nunca le hayan concedido unos Juegos Olímpicos no debería ser óbice suficiente para premiar una candidatura manifiestamente mejorable, encabezada por un gañán populista y el futbolista más sobrevalorado de la historia (Para mí, este "tostao" desgarbado y malabarista no llega ni a la punta de la bota de Di Stéfano...y no digamos ya a la del grandísimo Zidane, el mejor...y eso que soy del Atleti). Se ve que en el COI ya no se estila aquello de "Que gane el mejor", porque Río de Janeiro en particular y Brasil en general, se pongan como se pongan y apartando su proyecto cogido con pinzas, hoy por hoy no es más que un vergel donde florecen pobres, nuevos ricos, golfos, golfas y fanáticos religiosos y constituye una nación consagrada a hacer de la vaguería festiva una filosofía de vida. Y no me vengan con su potencial económico, porque si Brasil no tuviera los brutales recursos naturales de los que dispone, no estaría no ya en el tercer mundo, sino ni siquiera en el décimotercero.
  • La derrotada: Madrid. Buen proyecto, buena presentación. No sé si la mejor posible, pero mejor que la de Río, desde luego. Pese a Ruiz-Faraón, el señor POE y el monarca que se merece ya un partido homenaje, la candidatura madrileña puso el broche ayer con una magnífica puesta en escena, coronada por las conmovedoras intervenciones del senecto Juan Antonio Samaranch o la jovencísima Mónica Figar Coghen. El único consuelo posible que tengo ante tan lamentable afrenta es que ésta supone un bofetón a los dos ambiciosos felones que a los madrileños nos gobiernan, uno desde el Ayuntamiento y otro desde La Moncloa.
  • Las perdedoras: Chicago demostró que la oratoria grandilocuente y edulcorada sólo sirve para ganar unas elecciones políticas y Tokio evidenció que estos japoneses son unos cachondos y que hasta haciendo el ridículo caen bien.
En fin...ayer concluyó una lamentable pérdida de tiempo, esfuerzo e ilusiones, gracias a una institución tan corrupta y papanatera como cualquier otra hoy en día, que cedió ante la demagogia y el victimismo de una ciudad que lo mejor que tiene que ofrecer al mundo es buen rollo y tangas. Pero, por encima de todo, hoy me siento muy, pero que muy orgulloso de ser madrileño, la ciudad a la que nada ni nadie conseguirá humillar ni derrotar ni desilusionar, por mucho que lo intenten.