domingo, 31 de julio de 2011

"Beginners": Nunca es tarde

"Beginners". Talento, emoción, sentimiento, originalidad. "Beginners". Alegría, tristeza, euforia, dolor. "Beginners". Vida, muerte, amor, desamor. "Beginners". Felicidad. "Beginners"...o cómo hacer que el resto de películas parezcan peores. Esta es la película que vi anoche. Una pequeña joya que aguarda discreta en algunas salas esperando que alguien tenga el placer de verla. Lógicamente, es una opinión subjetiva. También hay obras maestras de otras Artes que no gustan a todo el mundo...

El film, dirigido con gusto, sensibilidad y brillantez por Mike Mills, cuenta la historia de Oliver Fields, o, mejor dicho, las historias de Oliver (fantástico Ewan McGregor): De Oliver y su padre (Hal, genial Christopher Plummer), de Oliver y su madre (Georgia, estupenda Mary Page Keller), de Oliver y su novia Anna (mágica Mélanie Laurent), de Oliver y su perro (Arthur, el divertido "Jack Russell" Cosmo), y de Oliver y sus sueños, miedos, recuerdos, inseguridades. A lo largo del metraje, la cinta, basada en las propias vivencia del director con su difunto padre, nos habla de enfermedad, sexualidad, relaciones familiares, relaciones sentimentales y de todas las cosas que hacen que la vida sea difícil catalogarla sólo con un adjetivo. Combinando hábilmente el pasado (flashbacks) y el presente, la narración cinematográfica más ortodoxa y metáforas visuales muy originales, la comedia y el drama, "Beginners" aborda cómo enfrentar la muerte, la ausencia, el amor, la pérdida, las convenciones sociales, los prejuicios, los recuerdos, las dudas y, sobre todo, la felicidad. Porque, si de algo trata esta película es del miedo a ser feliz...y cómo vencerlo.Y parece que la receta está clara: siendo uno mismo. Con lo que la moraleja está clara: Sólo siendo nosotros mismos, seremos felices de verdad. Porque, como evidencia el film, lo importante no es cuánto se tarde en ser feliz, sino en serlo.

Impecable tanto técnica como artísticamente,  "Beginners" tiene en su calidad y calidez humana sus principales virtudes y, pese a huir de cualquier efectismo y cualquier otro elemento que reste credibilidad a todas las historias que cuenta al espectador, consigue que éste salga del cine emocionado, en todos los sentidos. En mi caso, con unas lágrimas que cruzaron una sonrisa de pura satisfacción.

Y si a estas alturas, no he conseguido que a ti que lees esto te entren ganas de ver esta película tan brillante, original, tierna y honesta, es que soy un completo inútil y no merece la pena seguir escribiendo más. Y si lo he conseguido, tampoco hay más que decir: Sólo ver. Sentir. Pensar. Disfrutar.

1 comentario:

MARIA dijo...

A mi si me han entrado ganas desde luego. Un besazo.