viernes, 1 de julio de 2011

"Le savoir-être" o el abucheo a la francesa

Es paradójico que una nación tan paradigmáticamente asociada al refinamiento, la compostura y las buenas maneras como es Francia sea ejemplo de lo contrario cuando España anda por medio. Yo lo viví personalmente cuando hace años viajé por tierras galas, ya que la sensación que percibí al tratar con las gentes de aquellos lares, especialmente en París, era la de estar hablando con personas que tienen grabado genéticamente el despectivo "África comienza en los Pirineos", como sentenció el célebre autor francés Alexandre Dumas (padre de mosqueteros y montecristos). Ignoro de dónde proviene este desprecio y desapego proverbial, aunque conociendo la peculiar e intrincada idiosincrasia francesa, tan propensa al chovinismo, el motivo puede ser cualquiera, hasta el más nimio.De todos modos, cuando ser español es un orgullo, los desaires que ello pueda provocar son motivos de satisfacción.

Lo que no me gusta tanto es que en el ámbito deportivo se critique y ataque con saña a virtuosos campeones como Rafa Nadal o Alberto Contador, cuyos excepcionales triunfos en el tenis y el ciclismo han sembrado la admiración y el aplauso de casi todo el mundo. Y digo casi porque sucesos como los que hemos vuelto a ver en los telediarios recientemente recuerdan que pertenecer a la cuna del prêt-à-porter no exime de comportarse como un perfecto gañán o un maleducado de manual. A continuación, dejo dos muestras de la exquisita educación del público con estos dos deportistas españoles:


¿Qué les mueve a comportarse así? ¿La envidia? ¿Un enfermizo y absurdo desdén por todo lo español? ¿La incomodidad de comprobar constantemente que España no es un país de bárbaros asilvestrados? ¿El recuerdo de que fue aquí donde se les empezó a estropear el tinglado napoleónico? ¿O tal vez la carencia que adolece Francia en los últimos lustros de deportistas que sean tan exitosos y modélicos? Quién sabe...Yo, desde luego no lo sé.

Lo que sí sé es que España es un país que, en contra de lo que digan ciertos demagogos y cretinos, secularmente se ha caracterizado por ser una tierra de mestizaje, integración y apertura, y en el que ninguna persona de bien se siente excluida ni menospreciada por su nacionalidad, credo, color o apetencias en el catre.

Con todo ello no quiero dar a entender que detesto a Francia y a sus gentes, pues nada más lejos de la realidad, valgan como muestra de eso mis buenas amistades francesas o mis viajes por aquellas latitudes. Del mismo modo, tampoco es una crítica contra el conjunto de la ciudadanía gala, sino contra aquellos que presumen de una cosa que no muestran: respeto, compostura, educación o, dicho en la lengua de Molière, "savoir-être". En definitiva, contra todas esas personas capaces de provocar que alguien pierda los papeles de esta manera:

De todos modos, si alguien quiere corregir todas estas muestras de pésima educación, mejor que aprenda de, por ejemplo, los agradecimientos de Rafa Nadal cualquiera de las seis ocasiones que ha ganado la final del Roland Garros...La clase, ya se sabe.

4 comentarios:

Tarambana dijo...

Es verdad que en lo deportivo se portan muy mal. A nuestros tenistas y nuestros ciclistas no los pueden ni ver. Supongo que será envidia...

Por otra parte, también debo decir que he viajado muchas veces a Francia, sobre todo la costa atlántica (del norte y del sur), y me he encontrado gente muy amable, así que no debemos meterlos a todos en el mismo saco. Supongo que en todas partes hay gente maja y gente borde.

VícToR dijo...

Tarambana, son hipócritas, amabilidad en el cuerpo a cuerpo y desprecio generalizado hacia España amparado en la multitud.

En mi caso el asco y desprecio es mutuo.

saludos

Anónimo dijo...

Creo que tanto los ingleses como los franceses le tienen envidia histórica a España, ya que consiguió forjar un imperio desde el trabajo y no desde el pillaje y las mentiras como ellos.

Javi Crespo dijo...

Tarambana, "bienvenido". :) Tienes razón y no es mi intención meter a todos los franceses en el mismo saco. Sólo critico algo que en los últimos tiempos parece que es una moda en eventos donde el anonimato de la masa saca a relucir ese poco disimulado desprecio que ciertos franceses sienten por España, lo español y los españoles.

Yo, particularmente, creo que hay mucha envidia en la base de esa animadversión, pero...qué se le va a hace. :)