martes, 12 de junio de 2012

La factura

¡Cómo está el patio! Recientemente, he sabido por un amigo una anécdota ocurrida a un conocido. Sé que parece el inicio de una leyenda urbana, pero me cuesta mucho creer que sea mentira (dado quién me lo ha contado). Resulta que, por lo que parece, este conocido común recibió hace no mucho un email procedente del área de recursos humanos (ese área donde, por lo general, tan cuestionable es lo primero como lo segundo) en el que le comunicaban que, comprobando el consumo de su teléfono de empresa, habían detectado un gasto de 25 euros, instándole a revisar el uso que estaba haciendo del mismo. Es decir, cuidadito chaval, que te estamos controlando.

¿Una llamada de atención por una factura de 25 euros? Cuando menos, es curioso. Pero lo es más cuando se conocen los detalles que enmarcan este singular suceso: 1) Según cuenta este conocido, descubrió que los 25 euros derivan de usar dicho dispositivo para conectarse a Internet; 2) El teléfono de empresa de este conocido parece ser que es un smartphone (uno de esos cuyo gran atractivo y utilidad es precisamente la conexión a internet); 3)Por su desempeño profesional, este conocido necesita profesionalmente conectarse a Internet con cierta frecuencia; y 4)La empresa en la que trabaja este conocido no es aparentemente una que esté en riesgo de quiebra ni tampoco está pasando penurias.

Si a todo ello le añadimos que este conocido se ajusta bastante bien al prototipo de joven empleado en España(vamos a correr un tupido velo...),el "toque de atención" es para mearse de risa. Una risa amarga, pero risa al fin y al cabo. Y eso fue lo que hicimos el amigo que me contó este disparate y yo: tomarnos una caña y descojonarnos con el nivel de despropósito, de tomadura de pelo, de hipocresía, de histeria, de absurdo que ha alcanzado la sociedad en que vivimos.

Desconozco en qué ha quedado el conflicto de los 25 euros, pero espero que este conocido haya solventado la papeleta renunciando a su teléfono profesional...y haciendo lo posible para salir de una empresa capaz de llamar la atención a un empleado por un recibo de 25 euros. Mientras, al resto, nos queda la opción de tomar una caña y confiar en que existe un mundo mejor, en algún lado, pero existe. 

No hay comentarios: