domingo, 13 de abril de 2014

"Noé" o el diluvio universal según Aronofsky

Suele pasar. Llega la Semana Santa y todo se vuelve bíblico. Hasta las decepciones. Anoche vi Noé, la película del siempre interesante Darren Aronofsky (director, guionista y productor del film) que gira en torno al Génesis en general y al diluvio universal en particular. Decir que Noé naufraga sería un chiste fácil, pero merecido por los tres grandes errores que comete el director de peliculones como Cisne negro o El luchador:
  • El excesivo metraje (más de dos horas) para un hecho/relato que no da para tanto ni en su versión original ni en la propuesta de Aronofsky. Un defecto que no se justifica sino que se agrava con las aburridas tramas, el ritmo (se debió ahogar) y las (es)forzadas interpretaciones de un elenco que seguramente deba tachar esta película a la hora de repasar su brillante filmografía.
  • Las fallidas y chirriantes licencias: Antes de meterme con dichas licencias, conviene aclarar que no me parece mal innovar a la hora de contar algo ya sabido. La creatividad siempre es bienvenida. Y más si hablamos de algo que tan manido y esencialmente mítico como es el Antiguo Testamento/Tanaj en general y el diluvio universal en concreto (mito presente no sólo en la mitología judeo-cristiana sino también en la mesopotámica, griega e hindú, por citar algunos ejemplos). Así pues, no hay nada malo en "hacer tu propia versión" del mito del diluvio porque, para empezar, eso mismo hicieron los hebreos con el mito babilónico de Utnapishtim. El problema, como en toda adaptación, viene a la hora de decidir y justificar qué respetas, qué aportas y de qué prescindes. Y es ahí donde Aronofsky mete la pata: dejando a un lado la discutible y sorprendente utilización de "Los Vigilantes" (criaturas gigantescas de origen básicamente apócrifo y denominadas Grigori o Nefilim), la película descarrila gracias a la anacrónica vestimenta del personal(chupa y pantalón de cuero incluidos...), la modificación de la edad de los hijos (que originalmente ya eran hombres casados cuando empezó a llover), la supresión de personajes (si quitas las esposas a dos de los tres hijos, la repoblación mundial se complica), la inclusión de personajes bíblicos que nada tienen que ver con la trama (Matusalén y Tubalcaín) sólo para intentar cebarla, el insípido añadido de conflictos inexistentes en el mito original (la guerra por el Arca, la natalidad de la chica estéril, etc), la demencial conversión de Noé en el Jack Torrance del Antiguo Testamento o la decisión de que los primeros nietos de Noé sean un par de gemelas (¿repoblación universal in vitro? ¿incesto?).
  • La contradictoria mezcla de intenciones: Tanto el excesivo metraje como el popurrí de licencias fallidas son víctimas directas de las cinco incoherentes intenciones que maneja Aronofsky a la hora de contar la historia. La primera es querer ser más mitológico y doctrinario que la propia Biblia. La segunda, intentar conciliar el creacionismo con el evolucionismo (¿?) La tercera, meter con calzador un discurso ecológico-vegano. La cuarta, convertir la situación pre-diluvio en una crítica ¿encubierta? a la desquiciada sociedad actual. Y la quinta, intentar convertir el mito en un espectáculo hollywoodiense mezclando para ello (sin criterio ninguno) la épica, la fantasía, el drama y el romance.

Por todo ello, a pesar de la innegable potencia visual de ciertas escenas (ej:los sueños, las escenas en time-lapse) y de demostrar claramente la devastadora e inexplicable actitud del Dios del Antiguo Testamento, Noé está más cerca de aburrir y desconcertar que de cualquier posible virtud exigible a una ficción. Y es que esta película es un arca que en lugar de estar llena de animales, está llena de errores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué crítica tan acertada. Ojalá la hubiera leído antes de ir al cine.

edgar dijo...

Excelente la critica asi es esa película exactamente una locura total...