domingo, 18 de mayo de 2014

...y volver a ganar, ganar, ganar

El "Atleti" es un equipo diferente, rebelde, contestatario. Está empeñado en demostrar a esta decepcionante sociedad que hacer bien las cosas tiene reconocimiento, que el esfuerzo tiene premio, que la honradez no se castiga, que la suerte siempre te debe pillar trabajando, que el talento sin sudor no sirve de nada, que la dignidad no tiene precio, que los retos no son el final sino el principio, que los méritos no se consiguen con el nombre ni con el pasado, que la generosidad no está pasada de moda, que el compromiso no está en extinción, que la paciencia acaba por sacar una alegría de su chistera, que la presión sólo la tienen los mejores, que la valentía no acaba en tragedia, que la humildad es el mejor atajo al éxito, que el camino es más importante aún que el destino, que la pasión no es algo que sólo se pueda mostrar y sentir sin ropa, que lo importante es darlo todo, que el último minuto es tan importante como el primero, que las grandes cosas están hechas de pequeños detalles, que los grandes logros nunca son fáciles, que lo importante en la vida no tiene precio, que el primer paso para conseguir algo es creer...que la gloria no se regala. Vamos, que ser del Atleti no sólo te hace feliz, sino más sabio y mejor persona.

En todas estas cosas podría haber pensado anoche...de no haber estado camino de Neptuno. Y como yo, miles. Personas que se
dejaron llevar por una alegría ajena a cualquier complejo o freno. Personas que tiñeron de rojo y blanco una ciudad propensa al gris. Personas que escribieron un recuerdo más en su piel de gallina. Personas a las que se les acabaron las lágrimas y las palabras. Personas que antaño eran blanco de bromas y menosprecios y ahora son motivo de envidia o admiración. Personas que no les importa canjear sufrimiento por felicidad. Personas desconocidas que comparten la intimidad cómplice de ser parte de un equipo que para bien o para mal siempre te hace sentir vivo. Personas que se saben parte de un equipo que escribe su historia con el corazón. Personas que se han convencido de que, como dijo aquél, la vida puede ser maravillosa. Personas distintas y distantes unidas por algo más poderoso que la sangre: la felicidad. Nos llaman "indios", "colchoneros": somos la gente del Atlético de Madrid.

Y todo ello después de haber hecho el más difícil todavía: ganar la Liga en el último partido, contra el otro aspirante (el mejor equipo de la historia), en su campo (afición ejemplar), remontando, y sobreponiéndose a las lesiones, la fatiga y la presión. Entrar en la historia nunca es fácil. Ser legendario, tampoco. Aunque, el Atleti se sabía bien la receta para ello:
- Ganar, ganar, ganar y volver a ganar, ganar, ganar.
- Ir partido a partido.
- Luchar como hermanos defendiendo sus colores en un juego noble y sano derrochando coraje y corazón.
Tres premisas que han llevado al Atlético de Madrid a luchar y ganar peleando como el mejor para quedar entre todos campeón (nunca un himno fue tan revelador como esta temporada).

Y ese mérito, ser los mejores, es algo que cualquier amante del
fútbol en general y del Atleti en particular debe agradecer tanto a los que salen al campo (Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Koke, Gabi, Tiago, Arda, Diego Costa, Villa, Raúl García, Adrián, Mario, Diego, Sosa...) como a los que no (el "Cholo" Simeone, el "Mono" Burgos, el "profe" Ortega y el resto del fantástico equipo técnico). Lo lógico sería elogiar especial y merecidamente a Simeone, el "legend-maker", el hombre-milagro, el motivador total, el líder de la manada, el único junto al mítico e inolvidable Luis Aragonés que ha entrado en el corazón y la memoria de los atléticos como jugador y como entrenador...pero hacerlo sería ir contra su propia filosofía, esa que todos los rojiblancos hemos convertido en credo y manual de instrucciones para la vida. Así que el mérito es...de todos los que tanto en el campo como en las gradas o en sus casas han ayudado a conquistar algo muy difícil en estos tiempos que corren: la más absoluta, sincera y pura alegría. Y todo ello simplemente siendo un equipo diferente, rebelde, contestatario.

¡Forza Atleti! O, mejor dicho: ¡¡Viva la madre que os parió!!


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