martes, 15 de septiembre de 2015

La cortina catalana

Aviso para navegantes nº1: tengo apellidos catalanes, sangre catalana y amigos catalanes. Y estoy orgulloso de todo lo catalán que forma parte de mí.
Aviso para navegantes nº2: no es la primera vez que escribo en el blog sobre "lo de Cataluña" (ver El día después (del ridículo) o A vueltas con Cataluña, por citar los posts más "recientes") pero sí me encantaría que fuera la última, al menos por los motivos actuales.
Aviso para navegantes nº3: Soy plenamente consciente de que estos días se han escrito excelentes y muy recomendables artículos sobre este mismo asunto, como por ejemplo los de David Jiménez, Javier Marías, Javier Cercas, Jordi Évole o Risto Mejide. Por eso, mi intención con este post no es superar a otros ni imitarlos sino simplemente dar mi opinión respecto a un asunto que no merece el silencio ni la ambigüedad.

Dichos estos avisos, al grano: "lo de Cataluña" (que es lo de las elecciones del 27 de septiembre, pero también lo del sobado "procés" soberanista, lo de las incansables e insaciables reivindicaciones regionalistas, lo del atávico y patológico victimismo "nacionalista" y lo de la manipulación de la Historia, los conceptos, el lenguaje y los sentimientos por parte de personas-personajes que de políticos poco y de demócratas menos) me parece una cortina, no sé si de humo, pero cortina al fin y al cabo y, como tal, pretende ocultar lo que hay "al otro lado", con independencia del lado en que esté uno. Me explico: 
- A un lado de la cortina tenemos a un presidente, autonómico, Artur Mas, quien, junto a sus compadres, cómplices, socios, rémoras y voceros, quiere esconder bajo la "estelada" la basura que han acumulado con años de chapuzas, golfadas, farsas y
despilfarros que no perdonaría ningún elector en su sano juicio. ¿Cómo lograr esto que a priori parece imposible? Como está haciendo: recurriendo a la sugestión emocional, a la persuasión sentimental, a la movilización visceral, a la tergiversación de la realidad, a la perversión del lenguaje, a la manipulación de la Historia (hasta niveles desternillantes), a la intensificación de un discurso victimista tan efectivo como insostenible, a la escenificación de un mesianismo cuyo reino no es de este mundo (y de ninguno), a la equiparación de ilegalidad con democracia, a la mutación del "president" en "amado líder", a la conversión del discrepante en amenaza, a la reiteración de promesas infundadas e incumplibles, a la impostura como estilo de vida...lo que sea con tal de que nadie en aquellos lares caiga en la cuenta de que Cataluña ha estado y está en manos de una "gente" que hace que los 40 ladrones de Alí Babá parezcan la banda de Danny Ocean; lo que sea con tal de que nadie en Cataluña se convenza de que el problema no es España sino la cleptocracia
con barretina; lo que sea con tal de no ser arrollado por la responsablidad. Es decir, que, ante su demostrada incapacidad de afrontar la realidad y/o asumir errores y/o aportar soluciones y/o diseñar un proyecto político serio y tangible, Artur Mas y sus complementos circunstanciales han decidido huir hacia delante, poniéndose el mundo por montera y pasándose por la quilla el "seny", las leyes, la lógica, la ética y todo aquello que recuerde al emparador que está no ya caminando, sino corriendo despendolado y en pelotas. Por eso, más que una campaña electoral o política, lo que Mas y sus colegas han desarrollado es una campaña de enajenación mental que no parece ser transitoria
- Al otro lado de la cortina tenemos a otro presidente, estatal, Mariano Rajoy, quien, junto a sus palmeros, camarilla, compañeros y mamporreros propagandistas, quiere esconder bajo la bandera nacional una legislatura ensimismada, enajenada, chulesca,
deprimente, desquiciada, indignante, cuya mejor crónica la podemos encontrar en las revistas satíricas y en los sumarios de los juzgados y que no perdonaría ningún elector en su sano juicio. ¿Cómo lograr esto que a priori parece imposible? Como está haciendo: apostando por la ineptitud, el tancredismo y el comportamiento pasivo-agresivo como hoja de ruta personal, gubernamental y política que permita convertir un problema perfectamente subsanable de base (con el cerebro en la cabeza y el ordenamiento jurídico en la mano) en una situación de tiroteo en O.K. Corral que habilite o justifique abonar, avivar, alimentar y anfetaminar el discurso del miedo, que es la única tabla de salvación para quien ha naufragado en lo político, lo social, lo intelectual, lo ético, lo moral y lo sináptico, como es que el caso del PP en general, el Gobierno en particular y Mariano Rajoy en lo individual. Así las cosas, la actitud del Gobierno hacia "lo de Cataluña" tiene bastante de bombero pirómano no tanto por originar el cisco como por consentirlo, ya que ha permitido deliberadamente que un teletubi como Artur Mas se venga arriba y se crea Conan el Bárbaro. ¿Por qué? Porque con el incendio catalán, espera o está convencido de que el personal o, al menos, los electores del PP, se distraigan con el humo (ya que llamas, de momento, hay pocas) y olviden (al menos hasta después de las elecciones generales) que ha sido el Gobierno de Mariano Rajoy quien ha disecado económica y fiscalmente a la clase media, emprobecido el mercado laboral, penalizado la cultura, sodomizado a los medios de comunicación tradicionales, puteado a los jueces independientes, convertido la iniciativa legislativa en un chachachá, ofendido tanto a quien le votó como a quien no, hecho el ridículo diplomático o navajeado el bienestar, por citar sólo algunos de los "greatest hits" de Mariano's band. Pero, nuevamente...¿Por qué? Porque Mariano Rajoy (o las vocecitas que tengan en su cabeza) cree que fabricando un anticristo como Mas él se podrá presentar electoralmente como el cordero encarnado y mesías de una España cojonuda.  

Así las cosas, vistas en perspectiva y de forma comparada las razones y las actuaciones de Mas y Rajoy, se puede sacar en claro que el antagonismo no es total e, incluso, se podría decir que es
cosmético, superficial. ¿Qué quiero decir? Que Mas y Rajoy tienen más puntos en común de los que a priori podría pensarse, como por ejemplo...
- Ambos actúan, hablan y piensan con la soberbia y el convencimiento de que representan el ser, pensar y sentir de todo un colectivo, cuando la verdad es que ni Cataluña es Mas ni España es Rajoy. Lo único que representan es al colectivo de "Impresentables No Anónimos". 
- Ambos tratan con desdén o, directamente, con beligerancia, cualquier opinión, consejo o postura que no encaje con su pensamiento. Son dos yonquis del discurso único.
- Ambos demuestran una absoluta falta de sensibilidad o empatía que les permita calibrar el alcance de sus desaciertos. Están demasiado pendientes de autocomplacerse, del "qué hay de lo mío" en vez de ponerse en la piel de una ciudadanía que es la única víctima de tanta turbulencia.
- Ambos se necesitan para tapar sus respectivas vergüenzas y desmanes.
- Ambos se necesitan mutuamente para presentarse ante los suyos como antídotos y "salvapatrias", como única vía/salida hacia un futuro mejor cuando ellos nunca formaron ni formarán parte de la solución sino del problema.
- Ambos necesitan los constantes errores y provocaciones del otro para vertebrar y fundamentar un discurso de garrafón como sustituto de cualquier ideario político serio o programa electoral.
- Ambos buscan alimentar y perpetuar una situación de tensión máxima que ponga al electorado "on fire" y acuda a las respectivas urnas como quien acude a una cita con Charlize Theron/Brad Pitt.
- Ninguno de los dos quieren electores civilizados, bien informados y con la sensatez en "modo on". Ellos quieren hooligans o, mejor dicho, quieren los votos de los hooligans, y, para eso, les sobran los cerebros (suyos y ajenos). 
- Ambos encarnan una forma de entender y hacer la política muy española en tanto que el esperpento es un género made in Spain. Son dos aberraciones impensables en otro país que no fuera tan tragicómico como España.
- A ninguno de los dos les mueve la ética, la moral, la razón, el altruismo ni la responsabilidad. Son dos ejemplos de la estupidez humana, dos especímenes de la involución política española y dos muestras con validez universal de qué significa la palabra "irresponsabilidad". 
- Ambos han actuado y actúan con un comportamiento poco o nada democrático, no sólo por su ninguneo o demonización a "todo-aquel-que-no-sea-como-yo" sino porque demuestran ignorar o haber olvidado que, en democracia, los votos cuentan pero las leyes también y que del mismo modo que no puede haber nada fuera de las leyes tampoco puede haber leyes fuera de la realidad

No obstante, conviene aclarar o subrayar que el único culpable
(político y penal) de crear esta situación es el enajenado Artur Mas...igual que el único responsable (político y legal) de consentirla o solucionarla es el absurdo Mariano Rajoy. Cuando dos partículas así chocan, lo normal es que surjan agujeros negros como el que se ha abierto. El desenlace, incierto.

Por otra parte, entiendo perfectamente que haya gente que se crea la cantinela del "país" que promete a sus deudos Artur Mas:
pasarse por el forro las leyes nacionales, los tratados internacionales, las deudas económicas, la Historia, la lógica, los errores propios, los aciertos ajenos...es muy seductor para quien quiera mandar la conciencia y la consciencia a por tabaco. El estado catalán que promete Mas hace que Jauja parezca un gulag. La Cataluña a la que dice aspirar Mas es una película de Disney con guión de los Hermanos Marx. Claro que, yo, humildemente, desconfiaría de un proyecto apoyado por freaks como Karmele Marchante...

De todos modos, en el fondo, más allá de lo político, "lo de Cataluña" es un asunto en torno al cual se ha articulado una peligrosa dialéctica de contrarios de la que no puede, por definición, salir nada bueno (ahí está la Historia, la nuestra y la universal, para dar muestra de ello). De momento, la amenaza de quiebra social, de herida íntima, ya está ahí...Es una pena que políticos y ciudadanos hayan olvidado lo que dijo el clásico: la virtud siempre estará en el término medio. Pero mayor pena es todavía que exista gente capaz de dejarse influenciar por lo que hagan o digan tipos como Artur Mas o Mariano Rajoy.

Por eso y para acabar: no me preocupa tanto una España sin Cataluña como una España con estupidez. Sea como fuere, aún están/estamos a tiempo de impedir que la cortina se convierta en muro.

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