domingo, 29 de mayo de 2016

El verdadero premio

Ahora que las calles de Madrid guardan un resacoso silencio tras la berrea de los ganadores. Ahora que la noche del 28 de mayo ya es sólo un mal recuerdo en el retrovisor de millones de colchoneros. Ahora que mis ánimos están más serenos, puedo escribir lo que tenía pensado hacer ayer antes de la final de la Liga de Campeones.

Hay equipos y equipos. En concreto, por un lado, está el Atlético de Madrid y, por otro, todos los demás. Para estos últimos, los premios se exponen en vitrinas y se utilizan como arma de prepotencia masiva. Para el Atleti, los verdaderos premios no se exponen en vitrinas ni se convierten en enfermizas obsesiones ni dictan la historia del club ni se cacarean en portadas de panfletos deportivos.

Cuando uno habla del Atleti sabe o debería saber que está hablando de algo más que un club. Mucho más. Nosotros, los atléticos, solemos tener cierta propensión a hablar en primera persona del plural al comentar algún partido o al tirar de hemeroteca o al festejar o al lamentar. Eso es porque el Atlético de Madrid, más y mejor que ningún otro club, nunca juega con once jugadores. Siempre somos más. Miles más. Otra cosa es cuántos estén sobre el césped.

Por eso, el verdadero premio no es levantar tal o cual campeonato o tener en las vitrinas un trofeo u otro sino ser del Atleti. ¿Qué es ser del Atleti? Algo que va mucho más allá de la elección deliberada y consciente de un equipo al que animar. Es tener un sentimiento de pertenencia que auna una conciencia y emotividad colectivas como ningún otro club consigue o, al menos, demuestra. Es, por encima de una forma de vivir el deporte, una forma de estar y ser en la vida, una ética que comprende desde lo comprensible hasta lo sensible, desde lo deportivo hasta lo íntimo. Es saber que "triunfo" y "fracaso" son conceptos relativos, traicioneros, engañosos. Es recordar que si alguien se acuerda del todopoderoso Jerjes es porque trescientos espartanos decidieron hacer lo impensable para conseguir lo increíble. Es tener la certeza de que podrán ganarte pero no derrotarte, de que el único plan ante una caída es levantarse, de que los sueños se sudan, de que los milagros se entrenan, de que la vida es una cuestión no tanto de aptitud como de actitud, de que no hay mejor ética que poner el corazón en cada cosa que hagas, de que la última frontera siempre está un paso más allá de la anterior. Es tener presente en cada momento de tu vida que querer algo o alguien no se debe basar en qué esperar a cambio sino en qué estás dispuesto a dar por ello. Es saber y sentir que formas parte de un equipo capaz de dar sentido a cada verso del poema "Desmayarse" de Lope de Vega, de llevarte al cielo o al infierno sin término medio ni paradas en grises, de hacerte vibrar sentimental y emocionalmente como el mejor de tus seres queridos, de conseguir que te sientas la persona más afortunada del mundo, de saber que aun en las noches más oscuras siempre va a brillar la luz del orgullo. El orgullo de ver a jugadores dejándose el alma sobre el campo y a aficionados dejándose la garganta en las gradas sin importar el rival y la competición de que se trate. El orgullo de saber que donde otros ponen millones y prepotencia, nosotros ponemos coraje y humildad. El orgullo de tener claro que no importa ganar o perder si lo das todo. El orgullo de estar seguro de que si alguien menciona el nombre de algún jugador presente o pasado del Atlético vas a pensar "Uno de los nuestros" mientras el pelo se te eriza. El orgullo de pertenecer a un equipo en el que jugadores y afición exhiben una convicción titánica e inquebrantable tanto si el cuerpo acompaña como si no. El orgullo de sentir que otros te sienten y así dar sentido a ese no-sé-qué capaz de hacer que una niña pequeña que apenas acaba de aterrizar en el mundo rojiblanco diga que, al ver a gente del Atleti por la calle, siente "naturaleza pura" en el pecho.

Por eso, tras un partido como el de anoche en el que la victoria se decidió por pura y simple suerte, no tengo claro quién obtuvo el verdadero premio. Por eso, tras un partido como el de anoche que culminó una temporada extraordinaria, no tengo claro quién obtuvo el verdadero premio. Por eso, tras un partido como el de anoche en el que el Atleti volvió a demostrar que hay vida más allá de los talonarios y la vanidad, no tengo claro quién obtuvo el verdadero premio. Por eso, tras un partido como el de anoche en el que la pena inmensa apenas pudo disolver el orgullo y la dignidad en los rostros de miles de atléticos, no tengo claro quién obtuvo el verdadero premio. Por eso, tras un partido como el de anoche en el que el Atlético volvió a escribir la enésima carta de amor a la épica, no tengo claro quién obtuvo el verdadero premio. Miento. Lo tengo clarísimo. Por eso, muchas, muchísimas gracias a los jugadores, al cuerpo técnico y a la afición. ¡Aupa Atleti!

6 comentarios:

Polpo dijo...

Me ha emocionado el leer tu post. Transmites con unas inmejorables palabras y con un estilo envidiable, lo que tú y muchos de nosotros sentimos hoy.

Me he tomado la libertad (epsero que con tu aprobación) de compartirlo en la comunidad Colchonero.com, donde, estoy seguro, esto servirá de ungüento y bálsamo para muchos corazones heridos, pero no derrotados, desde el sábado.

El enlace está aquí

http://www.colchonero.com/el_verdadero_premio-apuestas_del_atletico_de_madrid-ispyp-1506535.htm

Javi Crespo dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Y más aún por compartirlo. Sigo Colchonero.com aunque no estoy registrado. Así que ningún problema con que lo publicites allí. ¡Aúpa Atleti!

Calamares76 dijo...

Plás PLÁS PLÁS!!!

SaúlCrack dijo...

Más claro no se puede decir. Extraordinario.

Pocholi dijo...

ÍNCRÉÍBLÉ! Sí, con tilde en todas las vocales porque es espectacular!

Jmerayo dijo...

claro muy muy claro. no puedo estar mas de acuerdo.