viernes, 24 de junio de 2016

España como Leticia Sabater

En una España que parece el cruce entre "Bienvenido Mr. Marshall" y "Amanece que no es poco", apenas o nada extraña que nos veamos abocados al día de la marmota electoral.

Muy seguramente, se repondrán en breve los grandes tópicos de ayer, hoy y de siempre y se hablará de la "fiesta de la democracia", del "triunfo de la ciudadanía", de la "importancia de ir a votar" y todo ese famoso etcétera aderezado con emulsiones de bla, bla, bla. Lo mismo de siempre para dar un barniz de normalidad a una situación absolutamente anormal pero coherente con esa lógica absurda que ha convertido la política española en una 'spoof' movie de una democracia occidental con un guión que ni los de Mel Brooks. Dicho  de otra manera: "La salchipapa" es anormal con respecto a la música pero totalmente congruente con Leticia Sabater. Leticia Sabater como correlato objetivo de España, a este punto hemos llegado.

Así las cosas, visto el percal, me gustaría reflexionar brevemente sobre el asunto del voto. Lo primero que quiero decir es (atención 'spoilers') que no puede decirse seriamente que vivamos en una democracia cuando ya de base el voto de los ciudadanos no vale lo mismo dependiendo del lugar del que hablemos. Realidad 1 - Ingenuidad 0. Gracias al sistema electoral vigente (hola, Ley D'Hont) podemos colocar la igualdad de los ciudadanos junto la separación de los tres poderes o la libertad de prensa, esto es, en el cajón de "Cosas deseables pero inexistentes en España". Ya sólo por ese motivo, convendría dejar de ponerse estupendo y no venirse arriba al hablar de las elecciones en esta democracia de serie B. Además, merece la pena
recordar que aquí, por culpa de la irresponsabilidad de los partidos y los ciudadanos, un voto es una patente de corso concedida más por enajenación, sugestión, placebo o despecho que por conciencia cívica, consciencia política o convicción ideológica. Realidad 2 - Ingenuidad 0. Y para rematar: en España, tenemos una arraigada tradición que se prolonga hasta nuestros días en la que más que votar "por" se vota "contra", porque decidimos sustituir los sangrientos derbis guerracivilistas por reyertas de sobre y papeleta. Por eso, poco o nada importan los programas, los debates y las promesas porque se vota como quien ajusta cuentas: con las entrañas. No hay, por tanto, más realidad que esta impostura de la que, por corrección política, renegamos. Realidad 3 - Ingenuidad 0.

De todo esto son conscientes tanto los electores como, especialmente, los elegibles. De ahí que entre unos y otros se establezca un tácito pacto de complicidad, la misma convención que se establece entre una obra de ficción y el público: se asume como real y creíble algo que no lo es. Por esta razón, la opereta en que ha devenido el vodevil político de España sería impensable sin la complicidad o connivencia de nosotros, los españoles. Somos como los internautas que se detienen a ver "La salchipapa" con la intención de criticar y/o descojonarse de la criatura que perpetra el videoclip sin caer en la cuenta (o eso quiero creer) de que muy posiblemente sea ella la que se descojone realmente de nosotros porque, en el fondo, le hacemos el juego y le damos  lo que busca (de momento,más de 3 millones de visionados del lovecratfiano videoclip). Leticia Sabater de nuevo, esta vez como trasunto de la clase política española (si cito una tercera vez el nombre de esta señora, Cthulhu se alzará de su sueño y yo deberé ser ingresado en Arkham).

De todos modos, tal y como está el percal, tanto si votas como si no, estarás siendo cómplice de algo que puede ser un despropósito nivel Godzilla. De ahí que, a pesar de los pesares, lo mejor será ir a votar, aunque sólo sea para tener una excusa para cualquier pataleo ulterior. Por esa razón, para ayudar a quienes decidan pasar por las urnas, voy a hablar del tipo de votantes que necesitan los líderes de los principales partidos:
- Mariano Rajoy necesita feligreses, porque sólo amparándose en la fe se puede sustentar algo que no encuentra respaldo por los sentidos ni por la lógica. Y ese "algo" se llama cuatro años de orgía desvergonzada de meteduras de pata inexcusables, ya hablemos del Gobierno o del PP.
- Pedro Sánchez necesita melancólicos, porque el PSOE vive actualmente en modo "cualquier tiempo pasado fue mejor" mientras su sobreactuado líder hace malabares con bombas de hidrógeno.
- Pablo Iglesias necesita 'groupies', fans absolutamente entregados a este Charles Manson de barriada que galopa a lomos del arribismo enrollado en la bandera de la demagogia.
- Albert Rivera necesita sensatos, personas razonables lo suficientemente valientes para pensar con el cerebro, a las que el futuro les parezca un buen lugar en el que pasar el resto de sus vidas y dispuestos a desterrar sea como sea la estupidez, la crispación y la falta de honradez de la vida pública.

Así las cosas, yo sólo espero que el lunes próximo este país deje de dar ascopena y sea un proyecto común e ilusionante, aunque para ello se tenga que pasar por las urnas por enésima vez. Ya estamos hartos de rubias estrábicas difíciles de oír y peores de mirar. Nos merecemos a Charlize Theron. Al menos, los sensatos.

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