martes, 2 de agosto de 2016

Nuevas formas de contar

La escritura no acabó con la creación literaria. Ni la invención de la imprenta. Ni la aparición de la máquina de escribir. Ni tampoco lo han hecho las nuevas tecnologías. Simplemente, hoy como entonces, los avances técnicos han cambiado la metodología en lo que a las circunstancias y herramientas se refiere, pero no la esencia del proceso creativo en sí mismo considerado.

No obstante, la irrupción digital en el mundo literario, más allá de democratizar (es decir, universalizar) el acceso como creador o como lector y variar las forma de leer (no es lo mismo leer un libro que leer una pantalla), también han generado una serie de cambios o de nuevas posibilidades que, si bien se podrían dar por sobrentendidas, conviene la pena resaltarlas aunque sea de forma concisa, ya sea para valorar el ingenio de sus protagonistas como para ampliar los horizontes lectores.

Por ese motivo, este artículo está dedicado a analizar de forma muy breve algunos de los principales efectos de lo tecnológico en la creación literaria así como citar algunos de los ejemplos en lengua española que merece la pena conocer al respecto. Para ello, vertebraré el post en tres epígrafes: lo digital como herramienta de creación literaria, lo digital como forma y, por último, las historias contadas para pantallas. Antes de seguir he de advertir y reconocer en lo que a los ejemplos concierne que no están todos los que son pero sí son todos los que están y que algunos pueden tener ya sus años, pero es lo que tiene hablar en este ámbito: que el tiempo pasa demasiado deprisa porque la tecnología no espera a nadie. Dicho lo cual, al grano.

Lo digital como herramienta de creación literaria
Las nuevas tecnologías del presente han permitido que la creación literaria se abra a este concepto-fenómeno tan de moda ya desde hace años como es "lo colaborativo". En ese sentido, la tecnología actual permite no sólo escribir una novela junto a otra persona que está a horas y kilómetros de distancia (como es el caso de Milagros del Corral y Óscar da Cunha, quienes utilizaron twitter para crear conjuntamente su obra Mi infierno eres tú) sino también abrir en canal las puertas del proceso creativo a cualquier persona que esté dispuesta a cooperar con el escritor, ya sea mediante las redes sociales (como hizo Javier Muñiz con su novela colaborativa La chica del zapato azul) o exponiéndola en "la nube" (como sucedió con Jordi Cervera y su Serial Chicken).

Lo digital como forma
Del mismo modo que la tecnología ha abierto nuevos cauces en lo que a la autoría se refiere, también ha introducido nuevas opciones en lo que al estilo se refiere. Así, dentro del repertorio "clásico" de estilos y voces narrativas, se han hecho un hueco los servicios de mensajería instantánea (ahí está la novela Pulsaciones de Francesc Miralles y Javier Ruescas como ejemplo), Twitter (pudiendo citar en este ámbito a Francisco Balbuena, autor de No hay perro que viva tanto, y a Rosa del Blanco, participante española en el Twitter Fiction Festival) y, obviamente, el correo electrónico (como muestra Mónica Gutiérrez en su Un hotel en ninguna parte).

Historias contadas para pantallas
Sería absurdo obviar en un repaso como éste que una de las grandes novedades en la relación tecnología-creación literaria tiene que ver precisamente con aquellos autores que evidencian la plena vigencia del célebre "el medio es el mensaje". Así, los soportes tecnológicos se han transformado no sólo en un medio sino también en un fin en sí mismo, en algo que funciona simultáneamente como condicionante pero también como estimulante para el ingenio de quien tenga la habilidad suficiente tanto en lo técnico como en lo creativo. En este sentido, merece la pena destacar el trabajo realizado por Jordi Muñoz,autor de la exitosa novela interactiva La App maldita, o por Josué Monchán, quien con su trabajo en los ya míticos Péndulo Studios ha dado vida a muchos de los mejores videojuegos españoles de los últimos lustros.    

En definitiva, la Literatura, como cualquiera de las otras artes, no depende tanto del "cómo" sino del "quién", del ingenio que cada uno tenga para crear, para contar, para transmitir sensaciones, ideas o recuerdos a perfectos desconocidos. Para ello, las herramientas nunca han sido un problema como tampoco lo fueron los sucesivos avances tecnológicos que fueron transformando la vida de las sociedades y las personas. Las nuevas tecnologías, en este sentido, no son, afortunamente, ninguna excepción.

No hay comentarios: