miércoles, 11 de enero de 2017

Regreso al futuro

Dice Sabina que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Le faltó añadir "excepto si eres el Atleti de Simeone". Y es que la recuperación de las señas identitarias de ese equipo feroz, sólido e incansable va por buen camino. Lentamente (quizá demasiado) pero va. Tras las nocivas polémicas (más extradeportivas que futbolísticas y más artificiales que reales) en las que se ha visto envuelto esta temporada, el Atleti se está reconstruyendo a sí mismo como si fuera un Mr.Potato; pieza a pieza: intensidad, convicción, suerte...Es verdad que aún le faltan algunas (concentración, cohesión, puntería...) pero ya se parece más a lo que siempre fue desde el advenimiento del Cholo. Aquí, como en cualquier competición, lo prioritario es ganar y quien diga o piense otra cosa pues aún está a tiempo de enterarse. Es cierto que el Atleti puede y debe jugar mejor, pero no por eso hay que sobrevalorar la calidad, el potencial y las aptitudes de los futbolistas, tener la memoria frágil, empecinarse en entelequias de barra de bar, incurrir en cuñadismo deportivo o comportarse con pretenciosidad de nuevos ricos. El Atleti es lo que es y nosotros lo queremos así, con sus virtudes y sus defectos. Además, los espartanos no ganaron batallas con numeritos del Cirque du Soleil y gracias a eso son aún hoy legendarios y admirados. De todos modos, las circunstancias actuales no admiten florituras: hay que ser prácticos y si hay que amputar el virtuosismo para salvar el triunfo, se amputa. Las discusiones y los reproches, cuando caiga el telón.

En este contexto, llegó el segundo y definitivo partido de Copa contra la UD Las Palmas. La vuelta sirvió para premiar el mérito y la profesionalidad de Las Palmas y castigar la irresponsable desidia que mostró el Atlético cuando se vio ganador (del partido y la eliminatoria). Premio y castigo merecidos por igual. Así las cosas, como lo importante no es cómo se empieza sino cómo se acaba, el equipo ofreció una mediocre recompensa a los aficionados que acudieron al estadio desafiando la criogenización, maquillada por el paso a la siguiente ronda copera. Y es una pena porque el encuentro, pese a una primera mitad de fogueo, ofreció algunos interesantes fogonazos de lo que puede ser el Atleti si todos estuvieran en forma y enchufados. Además, confirmó la mejoría de Moyá, Giménez y Griezmann en sus respectivos retos y sirvió para evidenciar que Gaitán necesita más partidos para poder demostrar al entrenador y la afición que tiene (o no) la trascendencia necesaria para ser titular ya que de calidad es uno de los mejores de la plantilla. Por lo demás, siguen las mismas dudas que se arrastran desde hace semanas, con varios jugadores en modo "no sé-no sé", otros con más pasado (glorioso) que presente y futuro en rojiblanco y un mediocampo que no termina de carburar.

De todos modos, más allá de la positiva noticia del paso al siguiente nivel, alguien debería dar un toque a los jugadores por ese dejarse llevar que mostraron en los minutos finales ya que la historia reciente y doliente ha enseñado por las malas a los rojiblancos que los partidos acaban cuando pita el árbitro. Además, el ambiente no está ahora mismo como para hacer la cobra a la tranquilidad.

En definitiva, este Atleti en modo Marty McFly volvió a recuperar otra de sus características señeras: hacer sufrir a la hinchada más de lo necesario.

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