jueves, 23 de febrero de 2017

Siete Tierras

Nuevamente una noticia hace que nuestra imaginación viaje más rápido que la luz. Nuevamente una noticia nos llena la mente de historias propias de Verne y Asimov. Nuevamente una noticia nos engatusa a pensar que películas como Interstellar o Passengers tienen más de premonición que de ficción. Nuevamente una noticia nos hace creer que la ciencia ficción no es más que una realidad a la que le sobra asombro y le falta tiempo.

El descubrimiento de un sistema extrasolar con "siete planetas como la Tierra" a 39 años luz de distancia del nuestro ha vuelto a impactar al mundo igual que ocurrió con el hallazgo de Próxima B: noticias como estas nos igualan a esos niños en cuya mirada y boca abiertas cabe todo el firmamento de lo inexplicable. Y nos encanta. Nos encanta recuperar esa inocencia sin adulterar capaz de dejarnos catatónicos ante un cielo estrellado.
La noticia del sistema de TRAPPIST-1 es fulgurante y fugaz como un cometa pasante salvo que en este caso su cola viene conformada por especulaciones frívolas, explicaciones sesudas y unas cuantas ensoñaciones con las que distraernos de la cruda realidad. Porque la realidad es que aún no estamos preparados para dar un paseo por Marte ni retornar a la Luna como para tomar en serio un viaje en el que aparezcan las palabras "años luz"; que no somos capaces para ponernos de acuerdo en remediar el cambio climático (que es la mayor amenaza que hay sobre el planeta y, por tanto, sobre nosotros como especie) como para pensar en firmar machadas cósmicas; que no somos capaces de mirar más allá del ombligo como para conjugar un futuro donde quepan los demás.

En ese sentido, sería bueno que tomáramos conciencia de que igual que la vida en la Tierra procede de las estrellas, es en ellas, en las estrellas, donde queda la única posibilidad de pervivencia si no queremos acabar como lágrimas en la lluvia infinita del espacio. Aquí, en la Tierra, estamos de prestado y, si todo sigue como hasta ahora, pronto estaremos en el descuento. Esto no es ser pesimista ni alarmista ni catastrofista ni nihilista: es ser realista.

Por eso son buenas también noticias como las de las siete posibles Tierras: porque nos recuerdan todo lo que nos queda por hacer que no es otra cosa que llegar donde hoy sólo llega la imaginación.

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