lunes, 25 de septiembre de 2017

Gracias, Ministro

Señor Méndez de Vigo:

Soy plenamente consciente de que es más que probable que esta carta no llegue nunca a sus ojos, puesto que imagino que su tiempo está dedicado principalmente a hundir la Educación y humillar la Cultura cuando no a ejercer de portavoz del peor gobierno que ha conocido España. Aun así, creo que merece la pena que la escriba, por si a alguien puede ser de ayuda o interés.

Soy un madrileño de 37 años que lleva más de cuatro en el erosivo y tóxico desierto del desempleo desde que una tipa decidió dar mi puesto de trabajo a un familiar de cierto (ex) gerifalte del IBEX, culminando así un semestre de intenso mobbing contra mí y cercenando mis casi diez años de trabajo duro, bueno y honrado en una famosa multinacional. Usted dirá que el tema laboral nada tiene que ver con su responsabilidad ministerial. Y tiene razón. Pero sí sirve para poner en contexto lo que voy a contar a continuación, que sí es de su ámbito competencial.

Soy licenciado en Periodismo, me concedieron un premio al mejor expediente académico de la promoción, tengo un Curso Superior y dos Másters. Desde que me licencié, allá por 1998, siempre intenté tener la mejor formación posible, movido por la ingenua convicción de que eso me ayudaría en el mundo laboral. En ese sentido, para abrir la puerta a la posibilidad de cumplir profesionalmente uno de mis sueños personales (ser profesor de Lengua y/o Literatura española), obtuve poco después de mi licenciatura lo que entonces se conocía como CAP para la didáctica específica de Lengua y Literatura. Abundando en ese sueño, me matriculé años más tarde en la Escuela Contemporánea de Humanidades (ECH) para poder ampliar y perfeccionar mis conocimientos. Hasta ahí, todo bien. Ahora llega lo importante. El pasado lunes 18 de septiembre un centro concertado de Madrid me ofreció un contrato como profesor de las asignaturas de "Lengua y Literatura" y "Cultura clásica", materias ambas para las que creía que estaba personal, legal y académicamente capacitado y habilitado. Puede imaginarse mi sorpresa y alegría, señor Méndez de Vigo, al tener esa oferta ante mí pues no sólo suponía cumplir mi sueño sino, además, liberarme de este Tártaro que es el desempleo en la España del precariado y poder sentirme de nuevo una persona útil y reconectada con la normalidad. ¿Qué pasó? Pues ocurrió que, al pasarme el martes 19 por la Dirección del Área Territorial de Madrid Capital de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid (calle Vitruvio 2), lo que en teoría iba a ser un mero trámite burocrático se convirtió en uno de los palos más devastadores que me han dado en mi vida. ¿Por qué? Porque allí me enteré, por boca de una funcionaria de la quinta planta cuya empatía rivaliza con la de una nevera, que todo el esfuerzo en tiempo y dinero que dediqué antaño para ser legalmente apto para impartir clase como profesor de Lengua y Literatura ya no valía de nada puesto que era ilegal. ¿Le suena, señor Ministro? Supongo que sí, pero, por si acaso, le refresco el asunto: usted, el 17 de julio de 2015, firmó el Real Decreto 665 que, por un lado, redundaba en el Real Decreto de 860 del 2 de julio de 2010 firmado por el entonces ministro Ángel Gabilondo, y, por otro, se pasaba por el forro el dictamen 2/2015, emitido por el Consejo Escolar del Estado. ¿Recuerda ya de qué va todo esto? Yo le ayudo: Tanto su decreto de 2015 como el de Gabilondo de 2010 se apoyan en la ordenación de las enseñanzas universitarias (plasmada en el RD 1393/2007) para impedir por ley a todos los licenciados/graduados en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas ejercer la docencia de, entre otras, "Lengua castellana y Literatura", "Literatura universal" y "Cultura clásica". ¿Adivina en qué rama está encuadrada Periodismo? Lo malo no es ya el cambio de criterio respecto a lo que recogía la Orden del 24 de julio de 1995 sino que su Ministerio, señor Méndez de Vigo, ignoró deliberadamente la recomendación nº21 del mencionado dictamen 2/2015 del Consejo Escolar del Estado y que, cinco meses antes de su decreto, decía lo siguiente: Al artículo segundo, apartado tres. Anexo I: Teniendo en cuenta el currículo de estas materias y las asignaturas que conforman el plan de estudios de Periodismo, se considera la formación inicial de estos licenciados para impartir "Lengua y Literatura Castellana" y "Literatura Universal". De acuerdo al currículo, el objetivo de esta materia es el desarrollo de la competencia comunicativa, es decir, un conjunto de conocimientos sobre la lengua y de procedimientos de uso que son necesarios para interactuar satisfactoriamente en diferentes ámbitos sociales. El eje del currículo son las habilidades y estrategias para hablar, escribir y escuchar en lso ámbitos de actividad social, situando estos aprendizajes en diversos ámbitos del uso de la lengua: el de las relaciones interpersonales y, dentro de las instituciones, el de los medios de comunicación y el ámbito académico. Asignaturar que, entre otras, incluye el Título de Licenciado en Periodismo y que se corresponden con los contenidos de "Lengua Castellana y Literatura": Lengua Española, Literatura, Teoría y Práctica de la Redacción Periodística, Redacción y Locución, Géneros informativos e interpretación, Lecturas del Arte contemporáneo, Periodismo cultural, Historia del mundo actual. Además, los licenciados en Periodismo tenían, en el pasado, en el Curso de Aptitud Pedagógica como Didáctica específica "Lengua Castellana y Literatura" y las prácticas las hacían en el Departamento de Lengua Castellana y Literatura impartiendo estas materias. Por todo lo anterior, se propone añadir, dentro del Anexo I, en las condiciones para impartir la materia de "Lengua Castellana y Literatura" y "Literatura Universal": Licenciado en Periodismo (sic). 

En resumen que, gracias a su Real Decreto, señor Ministro, al estar encuadrado dentro de la rama de "Ciencias Sociales y Jurídicas", estoy capacitado para impartir clase de "Artes escénicas", "Geografía", "Geografía e Historia", "Historia de España", "Historia del Mundo contemporáneo", "Historia del Arte", "Filosofía", "Psicología", "Historia de la Filosofía" y "Valores éticos" pero no para aquellas disciplinas para las que específicamente me preparé legal y académicamente y que tienen más presencia en el currículo de mi licenciatura que cualquiera de las otras que sí puedo impartir según el descabellado, irracional, incoherente, disparatado e incongruente criterio que recoge su Real Decreto 665/2015, señor Méndez de Vigo.

Llegados a este punto, el punto en el que he tenido que ver como se esfumaba en mis narices el sueño de mi vida y la liberación de la tortura del desempleo, le pido sólo una cosa, señor Ministro: que me diga el motivo. ¿Por qué motivo no enmendó el bochornoso error de Gabilondo? ¿Por qué motivo se pasó por el forro de los genitales la razonada y razonable observación del Consejo Escolar del Estado? ¿Por qué motivo decidió que era conveniente situar en la ilegalidad lo que fue legal durante quince años? ¿Por qué motivo mi CAP sigue siendo válido para impartir clase pero mi licenciatura es un osbtáculo? ¿Por qué motivo la legislación vigente dice que mi CAP me habilita para dar clase menos para aquella didáctica específica en la que lo obtuve? ¿Por qué motivo consiente esa disparidad de criterio a la hora de aplicar con carácter retroactivo la ley? ¿Por qué motivo un jurista puede enseñar "Artes escénicas" cuando en el currículo académico no hay nada que aborde esa asignatura ni siquiera tangencialmente y en cambio un periodista que durante la carrera, entre otras muchas cosas, estudia asignaturas relacionadas con la Lengua y la Literatura no puede dar clase de "Lengua y Literatura castellana"? ¿Por qué demencial lógica se me permite enseñar a Sócrates, Platón y Aristóteles pero no se me considera habilitado para hablar de Homero, Esquilo o Jenofonte? ¿Por qué motivo mantiene vigente esa incongruencia insostenible que me impide enseñar asignaturas para las que estoy capacitado en diversos sentidos? ¿Por qué motivo un error suyo me ha jodido la vida?

Sé que usted es hombre de leyes (según parece es usted jurista y bla, bla, bla), señor Méndez de Vigo, así que le rogaría que me aclare todo eso, sin tomarme por imbécil, por favor. Porque por ese infame y gilipollesco decreto suyo he perdido el trabajo de mi vida y tirado a la basura el dinero, el tiempo y el esfuerzo que dediqué a prepararme como profesor de Lengua y Literatura. Así que le agradeceré enormemente que me responda. 

Gracias, Ministro.